A mediados de Julio recibimos la invitación para acudir a probar algunos vehículos de la gama smart dentro del marco de un curso de conducción en el circuito de Jarama organizado por Mercedes-Benz y los instructores de la escuela RACE. El evento no pintaba mal. Si bien la velocidad no es el punto fuerte de estos vehículos, el planning estaba más enfocado en ver la destreza dinámica de estos pequeños “cubos” en situaciones límite de adherencia y repasar las nociones básicas de conducción segura.
Durante el evento estuvimos acompañados por otros medios digitales y fans de la marca… auténticos enfermos de smart que llevan a esta división de Mercedes-Benz en lo más profundo de su corazón, por encima de cualquier otra cosa, tan sorprendente o más como el hábitat elegido para probar estos vehículos. La jornada comenzó con un pequeño briefing sobre conducción deportiva. Lo primero que debemos tener en cuenta es que cuando hablamos de conducción deportiva en realidad nos estamos refiriendo a conducción segura. Por eso, un buen conductor no es aquel que arranca quemando rueda, ni tampoco es aquel que nunca ha tenido un accidente. El concepto de conducción deportiva abarca mucho más, porque puede ser más peligroso viajar muy por debajo de los límites de velocidad que no hacerlo pero poniendo mayor concentración y atención en la circulación.
La clave es mantenerse al margen de los problemas diarios y saber controlar nuestro estrés cuando vamos con prisa porque llegamos tarde, de mal humor por cualquier cosa que nos ha ocurrido o eufóricos porque hemos desayunado un Cola Cao Turbo. Además, una conducción segura también consiste en conocer una serie de conceptos fundamentales sobre las reacciones del automóvil cuando se superan los límites de adherencia del coche o, lo que puede ser más importante, nuestra capacidad de saber controlarlo.
Partiendo de esta base, da igual realizar un curso de conducción con vehículos de mayor o menor cilindrada, ya que las reacciones en la mayoría de los casos serán similares, en otros casos no. Y aquí es donde aparecen los smart, que pueden ser tan efectivos para el aprendizaje como cualquier otro coche. Tras una introducción sobre aspectos básicos tales como sentarse al volante, realizamos un pequeño análisis sobre el reparto de pesos durante la conducción haciendo especial hincapié en los procesos de aceleración y frenada para entender poco después cómo enfocar la toma de curvas.
smart fortwo coupé
Era la primera vez que podría conducir un smart y el fortwo coupé me sorprendió gratamente para bien. Es un coche más efectivo y seguro que lo que aparenta cuando te imaginas cómo será conducirlo y tomar una curva por pequeña que sea. Su ligero peso hace que las frenadas sean más efectivas que en vehículos de talla superior, a pesar de montar frenos más potentes… En este sentido, la ligereza lo es casi todo.
Os animo a que le echéis un vistazo a la prueba del smart fortwo que publicó mi compañero David Villarreal. Éste es un coche idóneo para pequeños desplazamientos en ciudad, algo cool y muy personal si nos empleamos a fondo en personalizarlo. Ofrece motores diesel y gasolina con potencias comprendidas entre 54 y 84 CV y un precio que parte desde de 10.000 euros para el 61 CV gasolina con el acabado sencillo “Pure”; no obstante, la versión más frugal es el motor diesel de tres cilindros y 54 CV que, por sólo 1.000 euros más, ofrece un consumo mixto de 3,3 litros/100km.
Lo que está claro es que si compras un smart es porque estás enamorado de su diseño o porque odias buscar aparcamiento cada vez que vas al centro de tu ciudad… eso es innegable. Si no, probablemente acabes eligiendo un Seat Ibiza básico que, por el mismo precio, incluye 3 plazas más atrás y un maletero mayor que los 220 litros del fortwo coupé. Sin embargo, probablemente existan pocos vehículos más sencillos de aparcar y más manejables en ciudad.
El habitáculo es amplio y cómodo y, a pesar de un acabado sencillo, no deja de ser “chic”. ¿Cosas que no convencen? Por supuesto, pero son chiquilladas para el uso que su propietario le va a dar a este coche. Para empezar no me gustó el cambio automático: era excesivamente lento. Durante las vueltas en circuito para intentar aligerar el cambio era imprescindible soltar el acelerador, darle a la leva para introducir una marcha superior… el cambio no es de doble embrague. También choca el tacto de la dirección y, especialmente, el de los pedales que resultaban muy duros y, para algunos, puede resultar muy incómodo.
En este coupé comenzaron distintas pruebas en pequeños circuitos: un “Mickey-Mouse”, estrecho, con muchas curvas y conos para ver la agilidad del pequeño utilitario teutón. De ahí pasamos a una pista de frenadas deslizantes y otra con forma de “ocho” y frenadas en pendiente. El Smart es sorprendentemente efectivo a bajas velocidades. Por último, antes de pasar al circuito en sí, donde dar un par de vueltas, pudimos aprovechar para practicar sobrevirajes controlados en una pista ovalada con suelo regado y muy deslizante, ya que los smart son tracción trasera. Todo un gustazo, aunque difícil de mantener por la pequeña distancia entre ejes.
smart fortwo electric drive
En verdad fue una toma de contacto de lo más ligera, pero interesante porque no todos los días se pueden probar vehículos de preproducción que aún nadie puede adquirir, ya que hasta 2012 no se comercializará la versión definitiva con el doble de potencia. Además era la primera vez que podía conducir un vehículo 100% eléctrico y, como vez primera, siempre es una sensación que extraña e interesa conocer. Tiene gracia que cuando arrancas el motor no sabes si verdaderamente éste está operativo puesto que no oyes ningún ruido ni hay nada que te lo indique y todos acabábamos preguntando eso de “¿está arrancado ya?”. Después todo transcurre de forma silenciosa: apenas percibes el sonido del motor, un zumbido similar al del Metro.
Los acabados son idénticos que los del fortwo coupé, pero el tacto de la dirección, pedales, así como de la aceleración es completamente distinto. El motor eléctrico rinde para esta versión de preproducción una potencia aproximada de 40 CV y un par de 120 Nm siempre disponible desde el primer momento en que tocas el acelerador, hasta alcanzar una velocidad máxima de 100 km/h. Algunos detalles interiores también varían respecto a la versión coupé ya que en lugar del cuentavueltas que llevan sus hermanos con motor de combustión, éste monta un indicador de carga de batería y otro que nos ofrece la carga o descarga instantánea que están sufriendo las baterías debido a la aceleración o frenada.
Tuvimos dos ocasiones para probarlo. En primer lugar realizamos una serie de maniobras de aparcamiento en las que teníamos que estacionar el coche en unas plazas marcadas con conos en batería, aleatoriamente de morro o de culo, en un orden determinado, lo más rápido posible y sin tocar ningún cono ni las pelotas de tenis que había sobre ellos. Después tocaba dar una vuelta al circuito del Jarama. No hay marchas y afecta mucho si van dentro una o dos personas, ya que cuando son dos el electric drive va mucho más lento.
Los eléctricos generan polémica, sin duda. No son vehículos pensados para el momento actual, principalmente por su elevado precio y una reducida autonomía acompañada de largos tiempos de carga. ¿Clientes? Seguro que sí… Personas de clase alta y media-alta, con gran preocupación por el medio ambiente y que tengan que hacer diariamente pocos kilómetros en ciudad. Con un futuro aún incierto, tal vez haya que esperar aún 15 ó 20 años para ver modelos que puedan suplir satisfactoriamente a los motores de combustión. El presente sigue pasando por ahí y la alternativa, de momento, son los híbridos.
Si te has quedado con ganas de más te recomendamos que le eches un vistazo a nuestra prueba del smart fortwo electric drive y al reportaje especial de Cursos de Conducción Deportiva en España.
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