En el año 2007 Suzuki comenzó a lanzar prototipos de una berlina media, bajo el enigmático nombre de Kizashi. Esta palabra japonesa significa “advertencia” o “algo grande va a llegar”, y efectivamente, anticipaba el desembarco en 2009 de la primera berlina media de la marca japonesa, llamada Suzuki Kizashi. Desarrollada bajo estándares europeos estrictos en calidad y dinámica, ha supuesto una fuerte apuesta en el segmento D, especialmente en países como Alemania y Estados Unidos, principales mercados del Kizashi.
En muchos aspectos, el Suzuki Kizashi es un coche atípico, exótico, exclusivo e incomprendido. Es atípico porque una berlina media con tintes premium no es lo que un consumidor europeo espera de Suzuki – su imagen está asociada a pequeños utilitarios y 4×4 -, es exótico por un diseño realmente llamativo y muy poco visto. Exclusivo por las pocas unidades que se ven circulando en las calles (menos de 60 unidades en lo que va de año) e incomprendido porque muchos potenciales clientes no valoran su compra, en la inmensa mayoría de los casos por desconocimiento.
En cualquier caso, en Diariomotor queremos daros a conocer esta berlina que nos ha sorprendido gratamente a los cuatro miembros del equipo Diariomotor que lo hemos podido conducir, aunque yo sea el que haya convivido más tiempo con é. Quizá uno de los aspectos que más lastran las ventas del Suzuki Kizashi en España – y Europa – es que sólo está a la venta con un motor atmosférico de gasolina, un 2.4 de nuevo desarrollo que entrega 178 CV de potencia. Es un motor en consonancia con los actuales gustos estadounidenses para las berlinas medias.
Si hubiese un turbodiésel asociable al Kizashi, sería una berlina ideal, porque a nivel dinámico o ergonómico es prácticamente intachable. En España sólo está disponible con el acabado Sport, cuyo equipamiento de serie es muy amplio, a pesar de ciertas carencias que detallaremos en su momento. La unidad de prensa que recogimos en la sede de Suzuki lleva aproximadamente un año matriculada, y tenía unos 8.000 km en el odómetro. Es una versión manual de tracción delantera, a priori la más interesante.
Un diseño japonés que hace girar cabezas
El Suzuki Kizashi tiene un diseño realmente espectacular, que no se aleja demasiado de los concept presentados entre 2007 y 2009, cuyo destino fue algo triste, dicho sea de paso. Es un diseño orgánico, con muchas superficies curvas, muchos nervios de expresión. Realmente, ha hecho que muchas personas se girasen para ver el coche, y sorprenderse visiblemente al descubrir que es un Suzuki. Algún curioso de gasolinera me ha llegado a preguntar si era un BMW, quedando atónito con la respuesta.
El frontal resulta una de las partes más bonitas del coche, con una amplia calandra de tipo “nido de abeja”, dos ópticas de tamaño considerable y un precioso acabado para los faros antiniebla, enmarcados por un cromado muy atractivo. De su perfil tenemos que destacar la marcadísima cintura – muy alta – y dos pasos de rueda musculosos que albergan en su interior llantas de aleación de 18 pulgadas, con un diseño que me recuerda a algunas preparaciones de vehículos japoneses.
Un kit de carrocería deportivo se equipa de serie, con faldones laterales muy bajos y un paragolpes trasero de infarto en el que asoman dos curiosas salidas de escape. Estas salidas metálicas esconden un tubo de escape convencional, pero desde fuera tienen un aspecto impresionante. De nuevo con formas muy orgánicas y llenas de curvas, cerramos el repaso estético al Kizashi con un spoiler sobre la tapa del maletero y unas ópticas de aspecto bastante logrado. Es un coche que enamora a primera vista, os lo puedo asegurar.
Habitáculo del Suzuki Kizashi: toneladas de espacio y mucha calidad
El Suzuki Kizashi tiene medidas de berlina media “de las de antes”, con 4,65 metros de largo. Es por ello que sorprende la cantidad de espacio que tenemos tanto en las plazas delantertas como en las traseras. Me siento en el asiento del conductor del Kizashi y noto cómo recoge mi cuerpo a la perfección, con una banqueta y respaldo amplios. Es un asiento de cuero de alta calidad con múltiples regulaciones, que en cualquier caso redundan en una postura baja de conducción.
Cada vez menos berlinas tienen esa postura de conducción, más dinámica y deportiva. Regulo el volante y obtengo una posición casi perfecta, aunque el aro del volante tapa parcialmente la instrumentación, que por cierto es muy sencilla, pero de fácil lectura y con todo lo que necesitamos en un coche moderno. Un detalle que me ha sorprendido positivamente es que tengo mucho espacio tanto para la cabeza como para las rodillas, no voy encajonado como en berlinas de la competencia.
La consola central es bastante sencilla, con todos los controles muy a mano. No puede equipar pantalla para navegador o infotainment, por lo que sólo tiene una radio CD sencilla, cuya pantalla brillante a veces no tiene una lectura óptima. Bajo ésta, está un climatizador bizona. Ambos elementos tienen un alcance sencillo para el conductor. En la parte baja de la consola central hay un hueco con tapa ideal para cartera o llaves, donde también encontramos las entradas auxiliares del equipo de sonido.
En el túnel central tenemos dos portabebidas ocultas y el reposabrazos esconde un hueco grande para diversos objetos, también con una toma de corriente. No obstante, debo remarcar que el habitáculo tiene una calidad elevada. La parte superior del salpicadero está hecha de un material blando que ajusta a la perfección con el plástico duro de las zonas inferiores. Las puertas siguen la misma configuración, pero están forradas de abundante cuero, un toque de mucha calidad en el segmento.
Son unos acabados a un nivel casi premium, superiores a ofertas generalistas como el Renault Laguna o el Citroën C5, comparables a los que podemos encontrar en un Volkswagen Passat, aunque cierto es que menos vistosos. Por último, tenemos un techo solar eléctrico que da luminosidad al habitáculo y una guantera que realmente es bastante pequeña. En las puertas hay un hueco para botellas pequeñas y los elevalunas son automáticos en subida y bajada, para todas las puertas.
Plazas traseras de alto nivel y un maletero correcto
Teniendo en cuenta que los pasajeros delanteros van holgados, pensé que habida cuenta de la longitud del Suzuki Kizashi, estaría limitado en las plazas traseras. Nada más lejos de la realidad, aún siendo más aptas para dos que para tres personas por un túnel central marcado, los pasajeros gozan de mucho espacio tanto para las rodillas como para la cabeza. Hasta el punto de que podemos estirar incluso un poco las piernas. La superficie acristalada es algo más pequeña para estas plazas.
Eso sí, el respaldo es bastante duro, y los flancos laterales son muy duros, por lo que en las curvas iremos un poco sacudidos si al conductor le ha dado por divertirse. Los asientos delanteros también tienen un mullido duro, aunque disfrutan de regulación eléctrica. Para terminar, el maletero tiene 463 litros de capacidad. La boca de carga no queda muy baja, y tampoco es especialmente grande. Hay cierto salto entre la boca y el piso de carga, por lo que cargar algunos objetos puede ser dificultoso.
Abatiendo los asientos tenemos una superficie de carga casi plana, con un pequeño salto al llegar a la zona de los asientos. Bajo el piso del maletero tenemos una bendejar en la que dejar objetos variados y bajo la misma el hueco de la rueda de repuesto… en el que no hay rueda de repuesto, sino un kit antipinchazos. Hay detalles mejorables en el acabado del maletero, como el subwoofer trasero, visible junto a su cableado. Un detalle que se hubiese solucionado con un tapizado local.
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