Tras haber leído la noticia un par de veces sigo sin dar crédito a lo que ha ocurrido. Todo comenzó el día 2 de febrero del presente año. Nerea Torgoman, una estudiante de Derecho de 20 años aparcaba su Nissan Micra rojo en una calle de Valencia. El coche estaba bien aparcado. Tras pasar dos días en Vitoria, no encontró su coche aparcado al volver a buscarlo tras la ausencia. Una llamada a la Policía Local confirmó que el coche estaba en un depósito municipal, retirado por la grúa.
El cabreo inicial era considerable por parte de su dueña ya que el coche estaba aparcado correctamente, pero lo más indignante fue comprobar que la grúa había retirado el coche por haberlo considerado abandonado. En primer lugar, el coche no llevaba aparcado más de 2 días, y las normativas locales exigen que para que el vehículo se convierta en un “resido sólido urbano” pase más de un mes sin moverse del sitio, tras lo que el dueño dispone de otro mes para retirarlo de su lugar.
La dueña tenía multas que acreditaban que el coche se había movido durante el mes anterior. Ante la negativa del Ayuntamiento a devolver el vehículo, la corporación local alegó que tenía el seguro caducado. Es una alegación absurda ya que el seguro estaba renovado desde el 27 de enero de 2011 y no es motivo para considerar un coche abandonado. Ya que el Ayuntamiento se negaba a devolverlo sin recibir el pago de una cuantiosa multa, Nerea consultó a sus profesores de universidad y procedió a reclamar al Ayuntamiento.
Tras una larga cadena de reclamaciones infructuosas, el coche fue trasladado a otro depósito. Nerea no quiso pagar al Ayuntamiento, y es muy lógico, ya que no había cometido ningún acto ilegal: es un caso de un error administrativo con perjuicio personal – esperamos que no intencionado – que ha derivado en un flagrante abuso de autoridad ante pruebas irrefutables. En el nuevo depósito, la sorpresa de Nerea fue comprobar que su coche estaba en un estado realmente deplorable.
“Me lo encontré destrozado. La ventana del copiloto estaba rota. Los faros traseros arrancados. El maletero, forzado. Había un guardabarros, que no era mío, metido a lo bruto por la ventana. En la guantera había un libro de instrucciones de un carro de bebé que no había visto nunca, y también encontré un mechero que yo no podía haberme dejado ahí porque ni fumo ni soporto el tabaco“. Las palabras de la joven hablan por sí solas, es una situación realmente desesperante e injusta.
“Visto lo visto, no encuentro ninguna diferencia entre que la grúa me cogiera el coche sin razón, sin aviso y que posteriormente me lo destrozase, con que me lo hubiese robado cualquier otro ladrón sin uniforme“. El caso está pendiente de pasar a los tribunales, desde los que se debería exigir al Ayuntamiento de Valencia una indemnización por el coche y por los perjuicios causados a su dueña, que usaba el coche para ir a visitar a su madre a la provincia de Granada.
Desde Diariomotor nos unimos a otros medios en apoyar firmemente a Nerea y esperamos que el caso sea resuelto a la mayor brevedad posible.
Gracias a Gar por el aviso.
Fuente: El País
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