Pese a que no será más que un vehículo de exhibición, un prototipo más sin viso alguno de llegar al público general, el Nissan Juke-R está dispuesto a hacer correr ríos de tinta por el atrevimiento de Nissan de dotar a su crossover más pequeño del pata negra de sus motores, el 3.8 V6 Turbo del Nissan GT-R.
El reto por tanto va más allá de adaptar un utilitario como es el Nissan Juke a una potencia total de 480 CV, transmisiones, suspensiones, frenos… Para los ingenieros de Nissan fue crucial adaptar un vano motor que fue diseñado para un pequeño y compacto motor con una cilindrada de 1.6 litros para incorporar un gigantesco V6 de 3.8 litros, turbo y acoplar transmisión y caja de cambios.
Además la dificultad del Nissan Juke-R no queda únicamente en adaptar el motor a un espacio ínfimo, sino también garantizar su correcta refrigeración. Algo imprescindible en un motor de alto rendimiento como este.
El frontal también tuvo que adaptarse en consecuencia para acoger ya no sólo el motor sino también el inmenso radiador del propio Nissan GT-R.
La tarea puede elevarse a la altura de hazaña si tenemos en cuenta que hoy por hoy cualquier automóvil, y especialmente un utilitario de estas características, está diseñado para ahorrar hasta el último centímetro y garantizar un aprovechamiento del espacio máximo que garantice un volumen de carga y confort en el habitáculo aceptables. El Nissan Juke se diseñó con la idea de que probablemente jamás acogería algo mayor que un motor 1.6 Turbo.
Parece que el Nissan Juke-R aún dará mucho de qué hablar y que Nissan seguirá desgranándonos con cuentagotas los detalles de esta espectacular obra. Definitivamente jamás lo veremos en los concesionarios, pero quién sabe si el revuelo generado a su alrededor es suficiente como para que en Nissan se estén planteando la comercialización de una versión algo más deportiva de su pequeño Nissan Juke.
Fuente: Nissan
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