A la edad de 91 años fallecía Sergio Scaglietti, uno de los últimos símbolos del diseño italiano. De una saga de carroceros italianos capaces de concebir los deportivos de ensueño que marcaron el Siglo XX y de ascender hasta los altares de la industria automovilística. Con el fallecimiento de Scaglietti se cierra un ciclo para Ferrari y se podría decir que en cierta medida también para el diseño italiano.
La historia de Sergio Scaglietti es similar a la de otros grandes genios de la industria nacidos en la Emilia-Romagna en la primera mitad del Siglo XX. Nacido y criado en Modena, su destino parecía inexorablemente ligado a Ferrari. A la edad de 13 años su hermano falsificó su documentación para permitirle entrar a trabajar en una empresa carrocera local. Su interés por el diseño y la industria le llevaría a la tierna edad de 17 años, junto a su hermano y a otro empleado, a fundar su propio taller, justo en la carretera que une Modena con Maranello, a apenas unos kilómetros de la factoría de Scuderia Ferrari.
Enzo no tardaría en interesarse por sus servicios y en encargarles los primeros trabajillos sobre sus deportivos de carreras. Pero la irrupción de la Segunda Guerra Mundial detendría su actividad durante unos años.
A comienzos de los años 50 se le encargarían varios trabajos de reparación a Sergio Scaglietti, trabajos que sorprendieron gratamente a Enzo Ferrari quien no tardó en percatarse del talento acumulado por Sergio. A partir de ahí se le encargaría el desarrollo de algunos de los deportivos de competición ligeros más bellos y exitosos de todos los tiempos. E incluso tendría la oportunidad de construir algunos modelos de calle, los 250 California, 250 Testa Rossa, 250 GTO y el propio Dino.
La antigua empresa Carrozzeria Scaglietti hoy en día es propiedad de Ferrari y, no sólo eso, el apellido Scaglietti sigue ligado al cavallino rampante en homenajes como el del deportivo Ferrati 612 Scaglietti diseñado por Pininfarina o con la denominación del programa de exclusivas personalizaciones de Ferrari.
Addio Scaglietti.
Fuente: La Reppublica.it | HowStuffWorks
