¿Os suena Airstream? Bien, probablemente sea una perfecta desconocida para muchos, dado que su presencia en Europa ha sido desde siempre prácticamente testimonial, pero si investigáis un poco seguro que habéis visto algunas de sus furgonetas, remolques o caravanas en incontables películas hollywoodienses. Airstream no es sólo una empresa dedicada a fabricar vehículos recreacionales, una de las más antiguas del sector en Estados Unidos, para muchos es casi como una forma de vida.
Suyas son esas características caravanas con forma redondeada realizadas en aluminio, pero además de eso, Airstream se dedicó también a realizar furgonetas o autocaravanas. Y la conexión de este peculiar fabricante con la tradición norteamericana va más allá, fabricando por ejemplo vehículos para la USAF, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, que se alojan en los aviones cargo. Pero centrándonos en el caso que nos ocupa, uno de los principales éxitos de Airstream fue sin duda su relación con la NASA, siendo la encargada del transporte del personal y de los propios astronautas.
Conocida más popularmente como la Astrovan por ser la furgoneta de los astronautas de la NASA, esta Airstream Excella modificada data de 1983, y todavía se sigue usando hoy en día en el Centro Espacial Kennedy de la NASA, en Cabo Cañaveral. De hecho, por su antigüedad, en muchas ocasiones se tuvo la intención de actualizar el vehículo, pero esto chocó frontalmente con la oposición de los propios astronautas, que ven a la Astrovan ya como una pieza clásica, como un pedacito de historia y una tradición casi inamovible.
No es para menos: prácticamente tres décadas contemplan el uso de la Astrovan, esta motor home de 8,5 metros de longitud encargada de transportar a los astronautas desde el Centro de Operaciones hasta la Lanzadera Espacial (o Space Shuttle) cuando se realiza una misión espacial, y viceversa, tras el aterrizaje de una misión y el recibimiento y transporte de los astronautas de vuelta.
Y la Astrovan ya forma parte indisoluble de esa especial liturgia que significa recorrer los aproximadamente 15 kilómetros que separan ambas ubicaciones, en un viaje que transcurre durante unos veinte minutos. Puede parecer poca cosa, pero suponen el inicio de esos viajes espaciales que significan “un pequeño paso para el hombre pero un gran salto para la humanidad”.
Fuente: Ridelust
Imagen: Wikimedia Commons
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