Siempre he visto a los diseñadores de vehículos como esa gente excéntrica que se empeña en explicarte por que el techo de su vehículo tiene esa forma que constituye un polígono perfecto con el capó y el pilar A y etc. etc… Encontrarme con diseñadores solamente confirma mis sospechas. Pero curiosamente dentro del campo de las artes siempre hay gente más excéntrica que ellos: modistos, chefs de la nouvelle cuisine o artistas de pop son sólo un ejemplo.
Renault ha decidido prestarle a cuatro artistas su recién concebido benjamín, el Renault Twingo, para darles carta libre a la hora de personalizar sus propias creaciones. ¿Quién si no un artista podría aventurarse a convertir a un pequeño, modesto y asequible utilitario en un sobrecargado vehículo presidencial de estética rococó? ¿Quién si no un chef chiflado podría redecorar los asientos de un Twingo con un collage de macarrones? ¿A quién demonios podría ocurrírsele meter una estupenda librería en un vehículo? ¿Y por qué no un completo estudio de grabación musical y un set de maquillaje?
La apuesta de los artistas escogidos por Renault es tan arriesgada como imposible. Acaso se dejaría ver Sarkozy con un Renault Twingo negro mate presidencial con diseño palaciego, asientos de madera tapizados de terciopelo, cortinas de seda, candelabros, incrustaciones de oro macizo… Su creador Jean-Charles de Castelbajac esgrime que nuestra sociedad requiere de productos como este Twingo 55 FBG, de lujo y bajo coste que reconcilien la creatividad y la democratización de esta. ¿Acaso no se sentirían muchos franceses más orgullosos de su Renault Twingo si fuese también el vehículo habitual de su presidente?
Respecto a la idea de la cantante Nicola Roberts y su Twingo Goes Pop, un estudio de grabación en un vehículo es muy atractivo pero poco práctico. Ni hablar del set de maquillaje que ha instalado en el salpicadero. Aunque pensándolo fríamente no sería ni la primera ni la última señorita que se maquilla en los atascos…
Los asientos con cuentas de madera nunca me resultaron cómodos, aunque más de uno anclado en el pasado aún lo utilice. Ni que decir tiene que jamás me sentaría en un asiento forrado con macarrones como el Scabin Pasta Twingo del chef Davide Scabin. Curioso el detalle de las alacenas que sustituyen el salpicadero.
La última vuelta de tuerca de Nils Holger Moormann es el Twingo Reading-Car y su biblioteca rodante en escasos tres metros y medio de longitud. El detalle del techo solar para leer con luz natural los días soleados no pasa inadvertido.
Reconozco que jamás lo entenderé. ¿Pero acaso el arte tiene que ser entendido de manera alguna?
Fuente: Renault
En Diariomotor: Twingo Art Collection, arte en el pequeño de Renault