Hace justo un par de semanas, me tocaba empezar este último mes del año de una muy buena forma: probar por primera vez un coche recién llegado al mercado y en pista ¿el protagonista de esta toma de contacto? El nuevo Opel Astra GTC, recién llegado a nuestro mercado y listo para convertirse en un superventas como ya lo fue su predecesor.
La Escuela de conducción segura del RACC, situada en Moraleja de Enmedio, fue el lugar elegido para tal ocasión, pistas deslizantes, conos, superficies mojadas… y toda una mañana para poner a prueba la dinámica del Astra GTC.
Tras llegar a las instalaciones, un Astra GTC nos daba la bienvenida a las puertas del centro de pruebas. Su zaga llamaba la atención nada más llegar, ¿el motivo? Además de su diseño afilado, era la primera vez que me encontraba cara a cara con la carrocería tres puertas del Astra. Tras un primer vistazo y toquetear un poco el modelo expuesto tocaba entrar y conocer de la mano de la gente de Opel algunos detalles sobre este modelo y las indicaciones de las pruebas que íbamos a realizar. Cabe destacar la búsqueda por parte de la marca de crear un planteamiento que combine la deportividad con la utilidad colocando directamente en el punto de mira al Volkswagen Scirocco.
De vuelta ya en la pista nos esperaban las monturas elegidas para las diferentes pruebas. Allí nos esperaban tres Astra GTC Sport 2.0 de 165 caballos y un GTC Sport 1.4T de 140 caballos, pero además de estos dos motores, la gama en España se completa con un 1.6 Turbo gasolina con 180 caballos y un 1.7 CDTI con 130 caballos que llegará el próximo año. Además tendremos en 2012 al OPC, que como ya vimos equipará un 2.0 turbo gasolina de 280 caballos.
Es hora de montarse en los coches e ir a la primera de las zonas del circuito de pruebas. En ella comprobaremos el comportamiento del Astra forzando el subviraje (irse de morro) en una rotonda simulada con el suelo deslizante, mojado y con una velocidad de 45 kilómetros por hora con un efecto duplicado por la superficie.
Tras la prueba del subviraje llega el momento de poner a prueba la agilidad del GTC esquivando obstáculos. Una larga pendiente cuesta abajo, de nuevo superficie deslizante y mojada y chorros de agua a modo de obstáculos que tendríamos que esquivar según aparecían aleatoriamente. En todo momento los controles electrónicos están activados, la prueba no quiere resaltar nuestras habilidades al volante, sino que comprobemos las reacciones de la tecnología de seguridad que equipa (especialmente el control de tracción) en situaciones que podrían simular un hecho imprevisto en la carretera, un frenazo del coche que tenemos delante y al que procuraremos esquivar la aparición repentina de un coche que se salta alguna señal…
Finalmente tocaba poner a prueba al GTC en el último punto: la prueba de sobreviraje. Una plataforma forzaría el deslizamiento del eje trasero para obligarnos a enderezarlo a golpe de contravolante, de nuevo con la electrónica totalmente activada, se trata de que respondamos en condiciones semejantes a la vida real y no en un modo de conducción deportiva y como coche que acaba de llegar al mercado, con toda la carga tecnológica de un coche actual, los controles entraban en funcionamiento a la perfección, lo que en una situación real se traduce en la diferencia entre salir airoso de una situación de peligro o acabar maltrechos, a pesar de que tras todos esos sistemas de seguridad siempre es el conductor el que tiene el control del volante y los pedales.
Sobre el coche, en su diseño exterior, merece especial mención su zaga, principalmente por ser el cambio más notorio respecto a la versión “normal”. Muy armonizada la zona trasera con el diseño general del Astra y como apuntaba mi compañero Sandman cuando este verano podíamos ver el modelo Rüsselheim, “la trasera es la parte más conseguida”. Otro gran elemento que era imposible pasar desapercibido eran sus llantas 17 pulgadas de manera estandarizada en los allí presentes… grandes sí, pero bien integradas con los pasos de rueda, hasta que mirabas a una de las unidades en Negro Mica luciendo unas ya considerables 20 pulgadas.
Bajo mi punto de vista demasiado grandes, pero acertadas entre otros de los asistentes, como siempre, cuestión de gustos. Su interior me pareció muy acertado, bien acabado y con una consola central muy bien detallada en gris brillante a juego con las costuras de asiento y el cuero de la palanca del cambio. Me sorprendió gratamente el espacio trasero y la buena habitabilidad de las plazas delanteras. Si le tuviese que poner alguna pega, eché en falta algo de más tempestividad en los 2.0, pero tampoco es algo que pueda plasmaros fielmente por las condiciones forzadas del circuito del RACC con las pistas deslizantes.
La toma de contacto sin duda nos mostró las bondades de una tecnología moderna ante situaciones de riesgo totalmente extrapolables a la vida diaria, donde el Astra GTC cumplió a la perfección. Sin duda me dejó con ganas de pasar un par de horas más al volante del compacto alemán y poder exprimir más su dinámica, pero sobre todo, con ganas de poder exprimir en un futuro al OPC.
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