En su día, el Mercedes SLR McLaren no fue el éxito que esperaban tanto Mercedes-Benz como McLaren. Además de tener problemas para vender todas las unidades previstas, la asociación de ambos fabricantes en términos de imagen no fue lo provechosa que ambos hubieran deseado. De hecho, ahí se acabó la colaboración entre los de Stuttgart y los de Woking en lo relativo a superdeportivos de calle: McLaren emprendió nuevamente su propio camino con el MP4-12C y Mercedes-Benz hizo un regreso al futuro con el SLS AMG, intentando recuperar sus esencias más clásicas.
Sin embargo, donde sí triunfó el Mercedes SLR McLaren fue en el mercado de Oriente Medio y entre los coleccionistas más compulsivos de supercoches. Algunos de ellos cuentan con varias unidades en sus garajes, y los preparadores también se aplicaron bastante a fondo con el SLR, incluso fabricando unidades únicas como la que aquí nos ocupa. Por aquí van los tiros con el caso del McLaren SLR 999 Red Gold Dream, creado artesanalmente bajo los gustos y requisitos del empresario suizo Ueli Anlicker y que, por extraño que parezca viendo el dudoso gusto estético de esta creación, está a la venta por 11 millones de dólares, unos 8 millones de euros.
Como siempre decimos, “para gustos pintan colores“, pero desde luego el apartado estético de este SLR 999 Red Gold Dream está absolutamente en las antípodas de lo que yo consideraría buen gusto. Una combinación de colores discutible, donde predominan el rojo y el dorado (con una pintura realizada en 25 capas), un kit de carrocería que parece totalmente poligonero o un exceso en sí mismo, en todos y cada uno de los detalles del coche, son aspectos que no encajan conmigo. Pero debe ser que los millonarios están hechos de otra pasta, o al menos algunos de ellos, y los 8 millones de euros en los que se vene esta unidad responden a los materiales utilizados.
Oro y rubíes por doquier: por poner en magnitud al McLaren SLR Red Gold Dream de Ueli Anlicker, se han utilizado nada menos que 600 rubíes en su interior, con un valor aproximado de 400.000 euros. Y todo eso sin tener en cuenta detallitos sin importancia como los cinco kilos de oro de 24 kilates en elementos como los grupos ópticos, las llantas de aleación o su interior. Precisamente un vistazo a su interior nos dice, en apenas un segundo, que no se ha hecho para ser discreto o sobrio. Toda esta intensa personalización se ha realizado de forma totalmente artesanal, necesitando para ello de 30.000 horas de mano de obra y un coste de aproximadamente 4,5 millones de euros.
De su carrocería, totalmente personalizada, ya hemos dicho lo suficiente y mejor no añadir nada más. En lo relativo a su mecánica, cuenta con una ligera preparación que le hace conseguir 700 CV, pero Anlicker afirma que se venderá con 1.000 CV en su vano motor. Desconocemos cómo, pero seguramente no le sea demasiado difícil conseguir esa cifra de potencia. El propio Ueli Anlicker ha tasado su creación en nada menos que 11 millones de dólares, y espera encontrar comprador en China o en Oriente Medio. ¿Lo conseguirá? No me extrañaría nada, aunque también le recomendaría adquirir una pequeña dosis de buen gusto, que nunca sobra.
Fuente: Jalopnik | autoblog.it
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