Cada día que pasa las posibilidades de reestructuración y salvación de Saab parecen desvanecerse aún más si cabe. Los inversores chinos de Youngman estuvieron apostando hasta el último momento por su puja en la “subasta” de Saab, no obstante sin la aprobación de General Motors todo quedó en agua de borrajas con la confirmación de la bancarrota del lunes.
En el momento mismo en que la casa sueca se está hundiendo a los chinos se les está viendo el plumero y sus verdaderas intenciones: hacerse con la valiosa tecnología de Saab y más concretamente con la plataforma Phoenix de nuevo desarrollo que pretendía originar toda una nueva generación de vehículos suecos nacidos fuera de la alargada sombra de General Motors. El objetivo actual de Youngman no es otro que el de adquirir la mencionada plataforma y mantener un ápice de esperanza en que al menos dentro de unos años se pueda recuperar el emblema de Saab.
Vamos viendo por tanto que los temores de General Motors no eran infundados.
Hoy por hoy la plataforma Phoenix es el activo más importante de Saab. Presentada este mismo año se podría decir sin margen de error que es 100% propia y que en sus derechos General Motors no tiene nada que ver. No obstante recordemos que esta depende en cierta medida, según fuentes hasta en un 10%, de piezas originales de General Motors. Los chinos ya estarían dispuestos a suplir la falta de material de GM con elementos propios, por lo que en última instancia no tendría por que ser un problema.
El hundimiento de Saab parece inevitable. En estos momentos parece que el único “premio de consolación” que quedaría sería que los chinos adquiriesen parte de la tecnología de Saab para resurgir la marca en un plazo mínimo de dos años, en el mejor de los casos, e incluso poder volver a poner en marcha la factoría de Tröllhattan. Algo así como un caso MG 2.0…
Una vez más son malos tiempos para hacerse los suecos.
Fuente: Autocar.co.uk
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