Ayer comenzamos la primera parte de la prueba del Lamborghini Aventador LP700-4… Nuestro plan de trabajo consistía en alcanzar la ciudad de Covigliaio –al norte de Italia-. Nada más llegados a la carretera SP65, una euforia me invadió de pies a cabeza. Acababa de salir el sol que iluminaba unos apacibles valles, mientras la escarcha que había hecho acto de presencia durante la noche comenzaba a desaparecer. El sonido del V12 del Aventador envolvía las laderas de la Toscana… si en la prueba del Porsche Cayman S dije que el habitáculo se tornaba en una gran discoteca, el Lamborghini debería ser un concierto privado de David Guetta en Amnesia…
Hay coches y deportivos; pero este Lamborghini Aventador es un arma de destrucción masiva. A partir de las 4000 vueltas, el motor empieza a emitir un sonido tan ronco como agudo que resulta tan sugerente y aterrador que los vecinos estarán comenzando a creer que el Apocalipsis ha llegado.
Motor V12 de 700 CV y 6,5 litros, mejor imposible
Al igual que el Lamborghini Murciélago, éste también cuenta con un motor de doce cilindros en uve de 6,5 litros. Cabe recordar que Lamborghini venía empleando desde hace casi 50 años un motor V12 Bizarrini, que fue evolucionando desde el primitivo de 1964 con 3,5 litros y 270 CV hasta la última hornada con 670 CV para el Murciélago SV. Sin embargo, aunque tenga la misma cilindrada y cubicaje que el antiguo, este propulsor –con código interno L539– es uno nuevo. Y, en una época en la que los motores V12 atmosféricos de gran cilindrada parecen condenados a morir, Lamborghini –fiel a su estilo- sigue apostando por ellos.
El nuevo motor fue diseñado en su totalidad por el personal de Sant’Agata, en aluminio y ubicado en posición central longitudinal trasera, por delante del eje posterior. Es un V12 a 60 grados, atmosférico, que rinde la friolera de 700 CV a 8,250 rpm, si bien puede estirarse hasta las 8500 vueltas. Ofrece un par máximo de 695 Nm a 5,500 rpm y permite alcanzar una punta que casi triplica la velocidad máxima legal permitida… 350 km/h. No obstante lo más sorprendente es la capacidad de aceleración: de 0-100 km/h en 2,9 segundos, a sólo 4 décimas del Bugatti Veyron… un tiempo casi idéntico al del Nissan GTR 2012.
Además, gracias al sistema de tracción total, es más rápido que el Ferrari 458 Italia, que el Porsche 911 Turbo (ambos 3,4 segundos) o el McLaren MP4-12C (3,1 segundos). El 0-200 lo hace en 8,9 segundos, el mismo tiempo que un BMW 118d de 143 CV tarda en lograr los 100 km/h… Por tanto, como comprenderéis, la sensación de aceleración es brutal.
De hecho, en el primer momento que tuvimos oportunidad y encontramos una recta sin tráfico, decidimos detener el vehículo para probar el sistema Launch Control de salida lanzada, que te corta la respiración por una fracción de segundo. Nunca había sentido nada parecido. La recta dura poquísimo y el sonido es tal que podría llevar a tu chica al suicidio si padece de migraña…
Mejorar el motor es imposible… Pero, si hay que sacarle la puntilla sería para el consumo: con una media oficial de 17,2 litros a los 100 km resulta económicamente insostenible hasta para las más altas fortunas, excepto que vivan en Arabia Saudí, donde el combustible está a precios irrisorios. Tal vez, algo tecnológicamente tan avanzado, podría haber adoptado nuevas tecnologías como la desconexión electrónica de cilindros que ya usa Audi en modelos deportivos.
Un monocasco de fibra de carbono y mucha tracción
El Lamborghini Aventador LP700-4 cuenta con un bastidor monocasco en fibra de carbono – como el Pagani Huayra o el McLaren MP4-12C -, unido a dos subchasis de aluminio y moldeado con una técnica a presión denominada RTM. A diferencia de modelos anteriores como el Murciélago, que contaba con un chasis formado por una estructura tubular de acero. Las ventajas del mismo son palpables: sólo pesa 147 kg y es un 150% más rígido que el del Lamborghini Murciélago.
Todo chasis dañado por accidente debe arreglarse necesariamente en un centro especializado de Lamborghini, de hecho, en Europa sólo hay uno en Sant’Agata… A pesar de ello, Lamborghini tiene un grupo de técnicos que se desplazan en avión con un equipo especial para hacerte algún “apaño” menor… aunque no nos engañemos, un accidente debe costar “un ojo de la cara”.
El sistema de tracción total permanente es de tipo Haldex de 4ª generación. En Lamborghini están convencidos que un superdeportivo con 700 CV necesita este sistema para transmitir la fuerza al suelo y no irse fuera de la carretera a la primera de cambio. Con tracción trasera, tanta potencia sería incontrolable…
Tras un rato me doy cuenta que es un coche que te invita a pisar a fondo, a seguir acelerando por encima de las 6,500 vueltas. Pisar el acelerador a tope más de 4 segundos seguidos requiere auténtico valor. No obstante, bajo esa apariencia asesina, se esconde un alma noble, a pesar de la exuberancia de su potencia… No es tan difícil conducirlo rápido, la capacidad de tracción es asombrosa, pero no debes subestimarle si quieres ir más allá, o el testigo del ESP te avisará indicándote que todo está preparado para un siniestro total.
El agarre en curva es sorprendente, la tracción a la salida es sensacional y es suficientemente dócil como para no asustar demasiado al conductor. Se ha montado un diferencial autoblocante detrás y uno de control electrónico delante, para evitar la tendencia subviradora. El coche se adhiere tanto que no hay atisbo de subviraje o sobreviraje. Digiere de forma estupenda tus intentos de violar las leyes de la física y no es fácil sacar al Aventador de sus casillas, incluso tratando con irracionalidad y descaro el pedal del gas en una curva. Tal vez podría desconectar el ESP, pero me falta valor para llevarlo más allá del modo deportivo…
Todo parecía muy bonito… hasta que nos detuvieron los Carabineros
Muy pronto comenzamos a afrontar las curvas del Passo della Futa. Subirlo de vueltas es lo más parecido que he escuchado a un F1…. Si no pierdes el respeto no hay problema alguno. Puedes disfrutar estirando hasta arriba, ¡así debe ser un superdeportivo italiano!, un mundo de sensaciones y emociones de fantasía. Conducir el Aventador es una experiencia alucinógena.
Todos los puntos de referencia que tienes en la cabeza no sirven de nada. Puedes ir recalibrándolos uno por uno. Por ejemplo, siempre puedes retrasar la frenada hasta puntos insospechados. Es tal la potencia de frenado, que puedes demorarla hasta una vez dentro de la propia curva… No tienen nombre las fuerzas G experimentadas al clavar los frenos o el latigazo que sufre tu cuello al poner a prueba el Launch Control. No sé cómo será conducir un F1, pero después de esto, no puedo ni imaginarlo.
Es un coche que levanta mucha expectación allá por donde va. La gente le hace fotos por la calle, todo el mundo lo mira… Decidimos detenernos por cinco minutos a tomar un cappucino en Loiano cuando, al volver, vemos cómo quince personas rodean el Lamborghini Aventador y charlan sobre su diseño o la potencia de su motor. Tras ser interrogados por los autóctonos, nos apresuramos a seguir la marcha cuando, apenas un par de kilómetros después, un escalofrío recorre mi cuerpo al ver acercarse un inconfundible coche azul pidiéndonos que detengamos nuestra marcha…
Una patrulla de los Carabinieri había aparecido de la nada para darnos el susto matutino. La he liado –pienso por dentro-. Me he debido de “tragar” algún radar camuflado… primera multa por exceso de velocidad en mi vida y, para colmo, tiene lugar en el extranjero. El pulso se me dispara cuando el agente me pregunta eso de “È sua la machina?”, pero toda preocupación fue en vano… sólo querían ver el coche y hacerse fotos con él, ¡viva Italia y su anarquía!
Continuaremos…
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