Nos remontamos a 1990. Un emprendedor italiano que respondía al nombre de Romano Artioli, muy ligado desde hace décadas a la industria del automóvil italiana, se había lanzado a la aventura de resurgir el nombre de Bugatti adquiriendo los derechos de los herederos de Ettore. A su puesta de largo llegaba acompañado de dos de los diseñadores más importantes del último siglo: Paolo Stanzani y Marcelo Gandini. El objetivo: presentar el deportivo más avanzado tecnológicamente que se hubiera construido jamás.
Poco duró la aventura de Romano Artioli, apenas un lustro. Pero antes de que se viera materializado el deseo de este emprendedor italiano, el que más tarde conoceríamos como Bugatti EB 110, hubo tiempo de algún que otro prototipo que vislumbrase los primeros detalles del flamante superdeportivo que todos esperábamos. Esa es precisamente la razón de ser del Bugatti ID 90 que ven en sus imágenes, la propuesta de Giugiaro en ItalDesign para el resurgimiento de Bugatti de los años 90.
Una propuesta que como ya se podrán imaginar jamás llegó a lanzarse a su comercialización.
El Bugatti de esta nueva prometedora era tenía que ser un deportivo radical y futurista, un biplaza con forma de cuña para acoger en sus espaldas un motor descomunal que permitiese cumplir la definición del “deportivo más avanzado construido jamás”. Incluso en un prototipo como este Bugatti ID90 cuya función era más de representación estética que funcional, ya se pensó en la refrigeración necesaria para un motor sometido al máximo esfuerzo. La carrocería se “perforó” con entradas de aire en la zona inferior de las aletas posteriores y en todo el margen inferior de la gigantesca luna, tipo cockpit, que recubría el habitáculo.
Se optó por un descomunal V12 de 3.498 cm3, inyección multipunto, cuatro turbos, dos intercoolers y un total de 60 válvulas, 5 por cilindro y tracción total. De sus prestaciones poco sabemos, pero nos podemos ir haciendo una idea si tenemos en cuenta que fue la misma mecánica que empleó más tarde el Bugatti EB 110 y que desarrollaba 553 CV a 8.000 rpm, superaba los 336 km/h y marcaba el 0 a 100 km/h en sólo 3.6 segundos.
El desenlace de la historia de Artioli ya lo conocen. 139 Bugatti EB110 después, la aventura de Bugatti Automobili SpA tendría que cerrar y esperar unos añitos hasta que Volkswagen AG adquiriese de nuevo los derechos de la marca para un nuevo resurgimiento. Para ser en definitiva la máquina de batir records que conocemos hoy en día.
Fuente: Cartype
En Diariomotor: Las leyendas de Bugatti. Los superdeportivos EB-110 y Veyron 16.4