Leí hace tiempo lo siguiente: ser rico en un país bien gobernado es motivo de orgullo, ser rico en un país mal gobernado es motivo de vergüenza. En esta crisis en la que el poder político ha ido perdiendo peso respecto al poder financiero, podemos simplificar directamente con país rico y país pobre.
En esta situación los criterios del lujo y lo socialmente aceptable cambian. El señor que, contra todo pronóstico, posee un Maserati en un barrio donde es el único, lo habrá ganado de forma honrada (o no) hace tres años o ahora. Sin embargo los ojos con los que lo miramos no son los mismos.
Los bolsos de lujo ahora no llevan el logo
Hace algunos años gran parte de la gente (obviamente no el 100%) que no tenía trabajo de forma prolongada era porque no quería o porque no se esforzaba. Hoy ocurre todo lo contrario. Por eso el señor del Maserati cada vez que hablaba con un parado quizás no tenía remordimientos de conciencia. Pero ahora, por mucho que él haga por generar empleo, no deja de ser una situación embarazosa volver a esa diferencia tan abismal. No nos engañemos, la diferencia entre ganar 2.000 euros o 3.000 euros es totalmente despreciable comparado con la diferencia entre ganar 500 y 1.000.
Hemos cambiado la ostentosidad socialmente aceptada por la eliminación de los logos de los bolsos de lujo. Creo que algo similar puede ocurrir con los coches. No he visto todavía que las marcas premium cambien sus políticas al respecto. Quizás piensan que sus clientes son inmunes a esto, en ese caso están equivocadas. No hablamos del millonario, hablamos de cualquiera que se haya comprado un coche de más de 25.000 euros de alguna marca premium, que si miramos las cifras de ventas de los últimos años veremos que son unos cuantos miles.
Si yo fuese el director de una marca premium en España, en los próximos años trataría de cuidar mi imagen en publicidad y en medios. Cambiaría el mensaje “con este coche puedes escupir a los de abajo” (que en ocasiones es la lectura que hago yo de algunos anuncios) por algo más constructivo y adecuado relacionado con valores como el esfuerzo, el trabajo y la calidad. Por supuesto el mundo es mucho más complejo que esto, pero antes de regalar una flota de coches de lujo a una plantilla de futbolistas quizás alguien debería pensárselo dos veces.
¿Es bueno que alguien se compre un coche de 150.000 euros?
Antes de que se me malinterprete, dejo clara mi postura: me parece genial que alguien pueda comprarse un coche de 150.000 euros si los ha ganado de forma honrada y productiva. Por dos motivos, primero porque nos deja unas cuantas decenas de miles en impuestos.
Segundo, porque no es cierto que ese dinero se pudiese utilizar para otra cosa, salvo que esté utilizando biocombustible que compita con la comida. El lujo hace cincuenta años era cuestión de escasez, hoy no. Siempre pongo el siguiente ejemplo: imaginad a un famoso que pinta cuadros, pega dos trazos y los vende por 2.000 euros. Viaja en avión en primera clase, billete, 2.000 euros. El director de la compañía aérea le compra un cuadro. Nadie deja de comer por eso, es más, en el camino se dejan unos cuantos cientos de euros en impuestos.
Y tercero, porque hay una diferencia muy grande entre querer que todos seamos ricos y querer que todos seamos pobres. Lo constructivo es que ganemos en derechos y en riqueza, no que los perdamos. Para mí es un matiz fundamental, personalmente prefiero mil veces un sueldo medio en un país con sueldos medios a ser rico rodeado de pobreza.
Esto es la teoría, la práctica es si esta gente paga impuestos y si los ha ganado generando valor y empleo o de algún pelotazo inmobiliario o explotando a sus empleados. Será nuestra guerra en los próximos años: ya hemos aprendido a crear una economía grande, ahora nos falta recuperarla y que además sea sana.
Si aún así estás convencido, encontrarás el catálogo completo en nuestras secciones de coches de lujo y deportivos.