Ayer publicamos la noticia El fin de Saab: inminente e irremediable, en la que cometimos tres errores.
El primero de ellos, hablar de la próxima destrucción de coches en la fábrica sin aclarar que no está confirmado, algo que sí explica nuestra fuente (la revista Autocar, de Reino Unido). Además se da un plazo de 48 horas que en la fecha de publicación de la noticia ya había transcurrido, y no tenemos noticias de que los coches de la fábrica sean ahora chatarra.
El segundo, afirmar que el fin de Saab es irremediable. La marca no está en una situación fácil, y si seguís nuestros artículos sobre Saab veréis la evolución que se ha ido produciendo en los últimos meses no incita al optimismo. Sin embargo a día de hoy no hay nada que impida que se llegue a un acuerdo de venta con algún otro grupo. No debemos confundir difícil con imposible.
El último es el más importante, no es un error explícito, y por supuesto no es intencionado. Pero nuestro tercer error ha sido dar por fallido antes de tiempo el trabajo de la gente de Saab, desde los administradores judiciales que intentan salvarla mediante una venta hasta los empleados de los concesionarios.
Lamentamos haber dado una información incorrecta, o al menos incompleta, y haber sacado una conclusión precipitada de ella. A los que confiáis en nosotros cada día os podemos dar nuestra promesa de que aprenderemos del error: nuestro objetivo siempre ha sido y será hacer un medio para los lectores, sin regalar nada a las marcas pero tampoco sin quitárselo sin motivo, como en este caso.
Daniel Seijo y David Villlareal