Sencilla y brillante. Así definiría la manera escogida por Audi para promocionar en Estados Unidos al más aventajado de sus purasangres. Brillante a la par de políticamente incorrecto, lo suficiente al menos para que se me ocurran varios impedimentos por los cuales una publicidad de este tipo no tendría cabida en nuestro país. En cualquier caso imagínense encontrarse con este aviso en su ciudad: “Atención: Un Audi R8 GT se ha vendido en su ciudad. Por favor, el tráfico lento manténgase en el carril derecho”.
Yo, personalmente, cada vez que metiese media rueda en el carril izquierdo para adelantar ya estaría imaginándome que de un momento a otro un Audi R8 GT a 200 km/h podría empotrarse en el trasero de mi vehículo si su infeliz (o excesivamente feliz) conductor, por su velocidad, no pudiese percatarse de mi maniobra. Esto es una exageración, por supuesto que sí, pero esta publicidad tendría motivos suficientes para encontrarse con la censura o al menos con alguna que otra crítica en estos tiempos que corren por la apología de la velocidad que lleva implicita.
Lógicamente estas cosas suceden en Estados Unidos, una nación apasionada por el automóvil, la conducción y en general el mundo del motor. Un país hecho por y para los conductores. El American Way of Life no habla de igualdad ni de derechos sociales, sino de la libertad de tener tu casita unifamiliar, por supuesto, con varios coches aparcados en la puerta y en el garaje, con cuantos más caballos mejor.
Seat 850. Cárguelo hasta los topes, póngalo a más de 140 y sabrá por qué lo llamamos Especial.
Aún así este tipo de publicidad era bastante común hasta hace muy pocos años. Las marcas han ido dejando de lado valores como la velocidad, la potencia, la virilidad incluso, para asociarse a una imagen de seguridad, respeto por el medio ambiente y para los más atrevidos incluso sensaciones, sin apelar al instinto primario del conductor: pisar a fondo el acelerador.
Esto no es ni bueno ni malo. Simplemente los tiempos cambian. ¿Acaso se imaginan hoy en día el anuncio publicitario que pueden ver más arriba?
Y aquí no acaba todo. Ya saben que en España tenemos una normativa bastante estricta, se cumpla o no, en lo que respecta a los anuncios publicitarios en carretera. La teoría dice que fuera del área urbana está prohibida la instalación de carteles publicitarios que sean visibles desde la carretera, salvo si quien los instala es el Ministerio Fomento.
Muchos se tiraron de los pelos en su día ante la posibilidad de que todos los Toros de Osborne que se dejan ver desde las autovías españolas fuesen demolidos. Hoy en día sobreviven 91 gracias a una sentencia del Tribunal Supremo que en 1997 declaró a estas estructuras de 14 metros de altura como un bien de interés estético y cultural para España.
Imágenes: Grace of Wrath | Historias de la Historia
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