En estos días estamos viviendo una ola de frío siberiano, como gustan de llamar algunos. El invierno es lo que tiene, que llega el frío y en ocasiones también la nieve o el hielo, aunque nuestro invierno peninsular suele ser relativamente benigno comparado con el del norte o el del centro de Europa. Precisamente en esta época el Nordschleife debería cambiar su sobrenombre de “Infierno Verde” por el de “Infierno Blanco”, mucho más descriptivo de lo que nos podemos encontrar en el mítico y veterano circuito germano.
¿Os imagináis conducir al límite un monoplaza a 16 grados bajo cero y con asfalto totalmente helado en el Nordschleife y el trazado actual de Gran Premio de Nürburgring? Sin duda es una experiencia de conducción que no está al alcance de cualquiera, y exige una destreza al volante de la que pocos pueden presumir. Si ya con un coche relativamente potente y un clima en condiciones normales el Nordschleife puede ser muy traicionero, con una buena capa de hielo sobre el asfalto el circuito alemán se transforma en un verdadero infierno casi inconducible en el que poder disfrutar enormemente, aunque eso sí, con unas buenas manos y cierta prudencia al volante.
Andy Gülden es el Instructor Jefe de la Nürburgring Driving Academy, y nos da unas cuantas lecciones de conducción en el circuito a bordo de un monoplaza. Esto sí es una verdadera lección de conducción a prueba de pilotos experimentados. Ya sabéis lo que os espera: mucho sobreviraje, un buen tacto con el pedal del gas y el volante y unos cuantos minutos de frío y diversión. Lo cierto es que, sin referencias de frenada o línea de trazada, así como con una tracción muy, muy delicada, esto parece casi una prueba de titanes. No lo intenten en sus casas si no quieren llevarse sustos o disgustos…
Fuente: Jalopnik
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