Chris Harris es un periodista británico del motor, ciertamente bastante envidiado por todos los que nos movemos en este interesante mundillo. Tras su paso por diferentes revistas de prestigio, Harris ha comenzado un nuevo proyecto llamado Chris Harris On Cars, una suerte de canal de televisión online en el que prueba coches de lo más interesante aportando su clásico toque crítico. En este caso, le toca hablar de dos mitos ochenteros íntimamente ligados al mundo del rallye.
Hablamos del Ford RS200 y el Audi Sport Quattro. El Ford RS200 era un prototipo diseñado desde el principio para competir en los rallyes, pero que tuvo que venderse en una serie limitada a 200 unidades para poderse homologar en competición. Ensamblado sin demasiado cuidado por Reliant y con un aspecto construido a base de retales de los Ford de la época, bajo su carrocería de material compuesto habitaba un auténtico vehículo de carreras legal para la circulación en carretera.
Su motor era un 1.8 Cosworth BDT de cuatro cilindros en línea, directamente derivado del motor BDA Cosworth del Ford Escort MkII. Un bloque veterano, pero muy fuerte al que se llegaron a exprimir potencias superiores a los 700 CV. En los RS200 de calle desarrollaba unos 250 CV, que gracias a un peso que no superaba los 1.150 kg y un eficaz sistema de tracción total permanente, permitían que acelerase en menos de cinco segundos hasta los 100 km/h.
Una de las curiosidades técnicas del Ford RS200 es que a pesar de montar motor central, su caja de cambios no era del tipo transaxle, estaba montada en posición central para un correcto reparto de pesos. Simplificando y siendo muy poco técnicos (permitidme la licencia), es como conducir marcha atrás un coche de tracción total y motor delantero. La caja de cambios invertía su funcionamiento para que el coche se moviese en la dirección adecuada.
En palabras de Chris Harris es un coche que se mueve bien si se conduce rápido, acelerando el plena curva para redondear la trazada. Se mueve bien si se va de carreras, definitivamente. Como alegato a una época pasada el Ford RS200 es un vehículo impresionante, tanto como el impresionante Audi Sport Quattro. La aproximación de Audi fue muy diferente, ya que se trataba de un coche de carreras desarrollado sobre la base de un vehículo de calle, un perfecto marketing para la tracción total quattro, elevado a la enésima potencia.
Con un interior lujoso que aún se siente moderno según Harris, las principales diferencias con un Audi Quattro de producción se encontraban en un exterior brutalizado y un motor 2.1 de cinco cilindros en línea sobrealimentado hasta los 306 CV de potencia. Con un aullido estremecedor aceleraba hasta los 100 km/h en menos de cinco segundos, a pesar de ser uno de los vehículos más pesados del Grupo B, con un peso de unos 1.250 kg, superior a la media.
Sensaciones muy opuestas al Ford RS200, con una tendencia muy subviradora pero una cantidad de agarre impresionante y una sensación de rapidez muy actual. Ambos coches representan una época pasada para el mundo de los rallyes, una época de afición desbocada, de vehículos que superaban los 500 CV en competición, una época rápida y espectacular pero muy peligrosa para pilotos y espectadores. El Grupo B ha muerto, pero su legado jamás lo hará mientras sigan existiendo sus herederos.
Fuente: YouTube
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