En la última década Francia ha sido un país pionero en cuanto a legislación en seguridad vial, para lo bueno y para lo malo. En el caso que nos ocupa hablaremos de una de las últimas medidas tomadas por el ejecutivo galo, la obligatoriedad de circular por las carreteras de Francia con un alcoholímetro portátil a bordo. Y ojo por que el ser extranjero no te exime de cumplir religiosamente con esta obligación, por lo que si estás pensando cruzar la frontera con el país vecino será mejor que vayas buscando un dispositivo de este tipo para evitar las sanciones.
En Francia ya se ha iniciado la distribución de alcoholímetros portátiles cuyo precio puede oscilar entre los 3€ y los 10€. De momento esta campaña pasa por la fase informativa inicial y se une a la obligatoriedad de las discotecas a contar con alcoholímetros que permitan a sus clientes comprobar su tasa de alcoholemia. En julio de este año entrará en vigor, pero de momento los conductores que no porten alcoholímetro tan sólo serán advertidos ya que no será hasta noviembre cuando empezará a multarse con 11€ a todo aquel que no cuente con este dispositivo.
Puede ser que seas abstemio o incluso que jamás hayas tomado gota de alcohol. Aún así tendrás que viajar con alcoholímetro portátil en tu coche.
Recordemos que en Francia el límite general de alcohol en sangre (y en aire espirado) legal es el mismo que en España. Es decir, más de 0.5 gramos de alcohol por cada 100 mililitros de sangre supondría un exceso que podría conllevar sanciones de hasta 4.500€ y dos años de prisión.
Cuando las barbas de tu vecino veas pelar pon las tuyas a remojar. No descartemos que esta medida se extienda al resto de países del entorno de la unión, entre ellos España. De hecho buena parte de la legislación vial actual en nuestro país y en toda Europa se ha basado en la imitación del ejemplo francés. Y como decía al principio, imitación para lo bueno y para lo malo.
Es lógico que Francia se haya propuesto reducir los fallecidos en carretera por accidentes en los que estén involucrados conductores ebrios. El problema es que la medida de llevar alcoholímetro a bordo no exime al conductor de beber, puesto que este sistema no impide el arranque del vehículo como otros que ya se habían planteado anteriormente.
Por otro lado no sé si habrán tenido ocasión de probar un alcoholímetro portátil o de discoteca, pero definitivamente su efectividad y su margen de error dista mucho de ser el suficiente como para tomar en serio sus resultados. Y puesto que la métrica que supondrá una sanción penal o la responsabilidad de un siniestro no será la de nuestro alcoholímetro sino la del equipo de las autoridades o los sanitarios, ¿quién puede fiarse del resultado de un aparato que se vende en bazares de Todo a 100?
Sin ir más lejos algunos fabricante serios de alcoholímetros no recomiendan utilizar su aparato tras la ingesta de alcohol, puesto que puede mostrarse totalmente ineficaz. Sino que advierten que su efectividad únicamente puede asegurarse en las mediciones que se toman al día siguiente de haber bebido. Y es que lo crean o no tras una noche de mucha bebida aún se necesitan de algunas horas (dependiendo del alcohol consumido, las características físicas de la persona) para eliminar el alcohol de la sangre y sería posible incluso dar positivo en un test de alcoholemia.
Fuente: DailyMail.co.uk
Fotografías: Alcosense.co.uk | mrjorgen | David Villarreal / Diariomotor
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