La crisis ha aumentado las vías en que las administraciones buscan hacer caja para acabar con el déficit público. Una de ellas es la del copago, o lo que en otras palabras podríamos definir como pagar por servicios que hasta ahora eran gratuitos, o para ser más precisos, ya pagábamos con nuestros impuestos. En lo que nos concierne a nosotros, los conductores y usuarios del transporte rodado, la solución pasaría por imponer peajes o pagos adicionales en autovías para dividir su financiación entre el Estado y sus usufructuarios.
La Comunidad de Madrid habría dado un paso adelante en este tipo de medidas según la presidenta Esperanza Aguirre confirmando que se va a estudiar la posibilidad de que el mantenimiento de las carreteras se financie con un pago adicional o una tasa que grave su utilización. Lejos del impacto que a todos nos pueda provocar el hecho de pagar por el mero hecho de coger nuestro automóvil y salir a la carretera, la medida tiene cierto sentido, sus ventajas y sus inconvenientes.
¿Se acabaron los tiempos del “todo gratis”?
No podría estar más en desacuerdo con la presidenta de la Comunidad de Madrid cuando asegura que – palabras textuales – “el vecino de Aluche de 75 años que no conduce no debería pagar por unas carreteras que no utiliza”. El ejercicio de la conducción no se practica únicamente por diversión o placer. Sobre las carreteras se mueve la economía de un país, y de una región tan importante como Madrid, los transportes, los profesionales que cada día se desplazan hasta su puesto de trabajo. Ahora bien, ¿qué es más costoso para el mantenimiento de una carretera, el paso de un turismo o de un camión cargado de bienes de consumos destinados a, conductores y no conductores?
La razón esgrimida por Esperanza Aguirre no se sostiene, amén de tener tintes demagógicos. Ni mucho menos los conductores somos los responsables del déficit público, pero ese es otro tema…
Ahora bien, volvemos al tema del mantenimiento de las carreteras. Estamos de acuerdo en que todos queremos circular por vías bien asfaltadas, con una señalización correcta, carreteras desdobladas y circunvalaciones que eviten el peligro de atravesar poblaciones. Pero a día de hoy es vox populi que las arcas públicas no tienen suficiente efectivo para hacer frente a todas las reformas y el mantenimiento que se plantea. Tampoco entraremos en debate si antes de haber llegado a este punto la gestión se hizo mal, o muy mal.
Estaré por tanto totalmente de acuerdo con la señora Esperanza Aguirre en que pagar una tasa adicional, además de los que ya pagamos en hidrocarburos, impuesto de matriculación y circulación, por garantizar un mínimo de calidad en las carreteras por las que circulamos. Nuestra seguridad y nuestra comodidad depende de ello.
Las dudas razonables siguen estando en saber de qué cantidades estaremos hablando, puesto que una medida como esta podría hundir aún más la economía del ciudadano medio. Tras la experiencia de los últimos años también hay muchas dudas al respecto de saber si nuestro dinero estará bien invertido. Y por último, ¿qué soluciones técnicas se tomarán para gestionar el pago? Es fácil lanzar un eslogan como “quien no conduce no tendrá que pagar por el mantenimiento de las carreteras”, pero ¿cómo pagará el qué conduce? ¿Impuestos adicionales, red de peajes…?
Fuente: Autobild
En Diariomotor: La DGT avisa: las autovías podrían ser de peaje en unos años (noviembre de 2011) | El Ministerio de Fomento aclara: no habrá peaje en las autovías actuales (julio de 2010)
