Nadie puede poner en duda a día de hoy que el Lancia Delta de primera generación ha sido y será uno de los mejores compactos de todos los tiempos, alcanzando su máximo esplendor con el Delta HF Integrale. Sin ir más lejos el Integrale se convirtió por méritos propios en todo un icono de la elegancia y la deportividad italiana, el vehículo perfecto para conductores con cierto nivel adquisitivo que veían conjugada las prestaciones que se esperan de un vehículo con raíces automovilísticas en una carrocería tan práctica como la de un compacto.
En los años 90 un importador y amante de los clásicos holandés llamado Paul Koot quiso ir un poco más allá y ofrecer una vuelta de tuerca más a este compacto para reconvertirlo en un exótico coupé de dos puertas que en adelante se conocería como Lancia Hyena. En un alarde más de pasión no dudó en recurrir a Zagato para mantener la elegancia del diseño italiano, encargándole el cometido a la plumilla de Marco Pedracini.
Así en 1992 el evocador Lancia Hyena hacía su aparición en el Salón de Bruselas con el objetivo de convencer a la propia marca italiana de la viabilidad y la necesidad de un proyecto la mar de interesante y construir una tirada limitada a 500 unidades.
Desgraciadamente para Paul Koot los de Turín jamás aceptaron el proyecto. El Lancia Hyena prometía prestaciones y exotismo pero su viabilidad estaba sometida a un precio ajustado y no parecía que esa fuera a ser precisamente una de las cualidades de este coupé dada la complejidad de su ensamblado. Imagínense que al final su producción se llevó a cabo en varios procesos. Primero los Lancia Delta eran enviados a Holanda donde se desmontaban para regresar después a Italia y recibir una carrocería de aluminio y compuestos ligeros.
Aún así Koot y Zagato decidieron seguir adelante con el proyecto por su cuenta pero sin el apoyo oficial de la marca y con un precio elevadísimo en comparación del propio HF Integrale Evoluzione I las reservas llegaban con cuentagotas. Tan sólo llegaron a fabricarse 24 unidades entre 1992 y 1996, la mayoría curiosamente acabaron en Japón y hoy en día cuentan con la condición de automóvil de coleccionista. Concretamente la unidad que aparece en estas fotografías será subastada públicamente en Mónaco en el Forum Grimaldi en mayo.
El Lancia Hyena era unos 200 kilogramos más ligero que el propio HF Integrale y su potencia ascendía a 250 CV, fiel al cuatro cilindros turbo y 16 válvulas de 2.0 litros original. No es de extrañar que el 0 a 100 km/h lo vapulease en escasos 5 segundos y que superase los 230 km/h de velocidad punta. Registros sin duda mejores que los del compacto deportivo más conocido en Italia.
En su afán por aligerar se llegó al extremo de que incluso el salpicadero y los paneles de las puertas fueron construídos integramente en fibra de carbono.
Lo dicho, una lástima que Lancia no viera la viabilidad en este proyecto tan atrevido. Al menos un puñado de afortunados podrán presumir de tener en su garaje uno de estos juguetitos tan peculiares con el corazón de uno de los mejores deportivos de todos los tiempos y el sello de Zagato.
Fuente: Wikipedia | Ran When Parked | RM Auctions
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