Te subes al coche, te pones el cinturón de seguridad, giras el contacto y el motor cobra vida con un suave ronroneo. Sin embargo, los arranques eléctricos para coches no se popularizaron hasta entrados los años 30 del pasado siglo. Aunque algunas motos aún tengan arranque manual, el esfuerzo requerido era mucho menor que dar la manivela a un coche antiguo. La manivela hacía girar el volante de inercia, lo que con la maña adecuada terminaba por arranca el motor.
A medida que los motores crecían de tamaño y potencia el arranque manual era cada vez más complicado, y en una fría mañana de invierno imaginaos. De hecho, la expresión americana “cranky” hace referencia al humor de perros que se le quedaba al conductor tras arrancar su coche a manivela. En 1912, Cadillac lanzó al mercado el Touring Edition, cuya principal innovación era un arranque eléctrico. Se giraba la llave del contacto y el motor arrancaba, tal y como lo hace hoy en día.
El arranque manual era una de las primeras causas de heridas en el mundo del automóvil, un arranque en falso implicaba un giro violento de la manivela que solía provocar brazos rotos y “averías” similares. El motor eléctrico de arranque fue además el primer motor eléctrico fabricado por General Motors, una vía de negocio que crecería sustancialmente con la popularización del sistema. Esto permitió que los anuncios de la época cambiasen totalmente su target, e incluyesen por ejemplo a mujeres.
Suena retrógrado, pero hablamos del año 1912, no lo olvidemos. Cadillac fue también la primera marca en introducir el esquema de tres pedales para cambiar de marchas o en incuir un sensor crepuscular para los faros, que se encendían en cuanto caía la luz. Hoy en día, son invenciones sin las que no podríamos vivir, pero alguien las inventó en primer lugar. Hoy damos a Cadillac ese pequeño honor, porque es bien merecido.
Fuente: Cadillac
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