Continuamos con la prueba del Citroën C4 Picasso. Tras una primera parte que pudisteis leer este lunes, llegamos el segundo de los pasos de la prueba: poner su motor en marcha y conocer en funcionamiento a este monovolumen francés, su dinámica, sus consumos y el confort en marcha desde el centro de una gran ciudad hasta la autovía.
En la primera parte hemos conocido al detalle sus dimensiones, de 4.47 metros de largo, 1.66 metros de alto y 1.83 metros de ancho a las que ahora tendremos que buscar aparcamiento en pleno centro, su maletero de 500 litros que nos permitirá llevar con comodidad toda la compra o las maletas para un largo viaje y su interior, espacioso, realmente cómodo para 5 adultos,a demás de su diseño exterior, a mi parecer, de los más atractivos del segmento. Hora de girar la llave y ponernos en marcha.
Su mecánica: un 1.6 HDi de 112 caballos, 285 Nm de par, Start&Stop y acompañado por el cambio CMP
A modo de recordatorio tras la primera parte de la prueba, bajo el capó, nos encontramos con el 1.6 HDi, un bloque de 4 cilindros turbo diésel, con turbo de geometría variable y 16 válvulas que entrega una potencia de 112 caballos con un par de 285 Nm disponibles desde las 1.750 revoluciones. Con este bloque y teniendo en cuenta el peso del conjunto registra una velocidad máxima de 181 km/h con una aceleración 13.3 segundos en el 0 a 100 km/h.
Sus consumo mixto homologado es de 4.8 l/100 km, mientras que en autovía desciende hasta los 4.5 l/100 km y en núcleo urbano sube hasta los 5.1 l/100 km. Cuenta con Start&Stop y su transmisión es la caja CMP, un cambio manual pilotado que hemos probado en otras ocasiones, como en la prueba del Peugeot 508 con esta misma motorización.
Arrancamos el 1.6, no destacan excesivos ruidos ni vibraciones. Asiento ajustado, cinturón y engranamos la A en su peculiar palanca ubicada tras el volante. En un primer momento me llamó bastante la atención, no pude evitar que en mi cabeza apareciese uno de esos coches americanos que tantas veces hemos visto en películas y series.
Comienzan los primeros metros y ante la suavidad esperada hace acto de presencia el cambio CMP. En la prueba del Peugeot 508 ya comenté su velocidad, por supuesto no podemos esperar la velocidad de una caja de doble embrague, sino que debemos tomarnos los cambios como si de un cambio manual se tratase, aproximadamente tarda lo que tardaríamos en cambiar de forma manual con la diferencia de que no tenemos que pisar el embrague.
Un consumo por debajo de 6 l/100 km en autovía
Afrontamos un primer tramo de autovía, el cambio CMP sube de marchas, también tenemos la opción de hacerlo nosotros a través de las levas ubicadas tras el volante. Nos incorporamos a la autovía y el propulsor rinde de forma correcta, rápidamente estamos ya llaneando a 120 km/h con una franja de revoluciones algo por encima de las 2.000-2.250 vueltas. En este sentido se desenvuelve bien, podríamos afrontar un viaje de cientos de kilómetros a este ritmo, e incluso a un ritmo superior si la ley nos lo permitiese, sin encontrarnos excesivas limitaciones, tal vez algún puerto nos obligaría a reducir una marcha con las levas, o simplemente el cambio CMP se encargaría de hacerlo al pisar más el acelerador.
Con 5 ocupantes la situación se repite, un propulsor con un rendimiento óptimo al que con un uso normal, no le encontraremos limitaciones, obviamente no es un compacto para irnos de tramo el domingo por la mañana. Si en nuestro trayecto habitual existen carreteras secundarias de montaña o puertos y para más inri lo recorremos habitualmente con las 5 plazas ocupadas, si aconsejaría una motorización superior, por encima se encuentra el motor HDI de 150 caballos, pero en el grueso de trayectos que recorrí durante la prueba no eche tampoco en falta un extra de potencia.
Es la hora de dejar la autovía y de introducirnos en pleno centro de Madrid. En autovía, el C4 nos ha dejado con un consumo medio de unos 5.6 l/100 km con escaso tráfico y sin apenas desnivel. Dejamos la autovía atrás y nos introducimos en la M-30 para adentrarnos en pleno centro de Madrid.
En ciudad ofrece un puesto de conducción elevado pero también sus dimensiones repercuten negativamente
EL C4 Picasso ofrece una posición de conducción más alta que en un compacto o berlina, también el cristal delantero ofrece una sensación mayor de amplitud que se suma a la comodidad de los asientos delanteros. Un vistazo rápido al retrovisor pequeño te permite ver cómo van los pasajeros de las plazas posteriores, no encuentro pegas a la visión dada por los retrovisores laterales.
En movimiento ahora rodeados por el tráfico no encontramos tampoco demasiados problemas con sus dimensiones, problema que si se hace algo más notable cuando dejamos las grandes avenidas a un lado para adentrarnos en las pequeñas callejuelas adoquinadas del interior. Aquí posiblemente tengamos que hacer ciertos giros en dos maniobras y encontrar una plaza de aparcamiento se va a hacer algo más difícil que de costumbre, pero estamos en un terreno donde sólo los utilitarios de talla más reducida se encuentran cómodos.
Según pasa el tiempo mientras intentamos buscar una plaza de aparcamiento en la que entre el C4 Picasso, amenizado por su equipo de música MP3, el consumo va subiendo. En ciudad, los días que utilicé al C4 en trayectos cotidianos por el centro, con bastante tráfico y los semáforos habituales me dejaron un consumo próximo a los 7 l/100 km.
Un tarado correcto en las suspensiones, sin demasiado balanceo y con el confort muy presente
Sus suspensiones tienen un tarado correcto, no balancea en exceso, filtra bien baches y badenes, en ese sentido, al igual que al rendimiento del bloque no le encuentro demasiadas pegas. El tacto de la dirección obviamente se encuentra enfocado al confort. El Start&Stop devuelve a la vida al motor de forma rápida tras una parada como es habitual en otros bloques e-HDi del grupo PSA.
En definitiva me parece un motor práctico y sigue presente en mi cabeza la idea de comodidad tras la prueba. Al cambio CMP no le podemos pedir deportividad ni cambios en milésimas de segundo, pero es algo lógico, estamos ante un vehículo familiar, listo para afrontar el día a día de una forma apacible, ofreciéndonos un gran espacio en su interior para llevar a los niños o para hacer un viaje con toda la familia, sin apenas vibraciones o rumorosidad en su habitáculo. Es obvio que si la mayor parte de nuestros desplazamientos diarios se desenvuelven en pleno centro de una gran ciudad aparcar no va a ser tan fácil como si fueramos con un pequeño utilitario, más que nada por la necesidad de encontrar un hueco para las dimensiones del C4, no por maniobrabilidad, además de contar con sensor de aparcamiento trasero.
Se trata de un vehículo familiar que podría recomendar, un producto equilibrado para aquellos que no precisen de mayores cifras de potencia, que busquen comodidad en el día a día y que necesiten espacio. No peca de una mala estética con una trasera de diseño compacto y a cambio ofrece una conducción agradable para la batalla del día a día. Es el momento de guardar el C4 en el garaje antes de afrontar el último tramo de esta prueba con conclusiones, rivales, precio y equipamiento.
En Diariomotor: Citroën C4 Picasso 1.6 HDi 110 Millenium, a prueba (I)| Citroën Grand C4 Picasso First, sólo 5 plazas y a partir de 14.540€