Pininfarina evoca Ferrari, Maserati, Alfa Romeo, pero también prototipos futuristas y a veces estrafalarios que nos ofrecen una visión diferente de lo que podríamos ver por la calle dentro de varias décadas. Este es el caso del prototipo Pininfarina Chronos de 1991, una exuberante máquina que no podía estar basada en nada mejor que la berlina más bestia y deseada del momento, el Opel Lotus Omega (Carlton). Para refrescarles la memoria lo mejor es que lean el artículo de 2008 de mi compañero Sergio, pero les diré que a comienzos de los 90 revolucionó a propios y extraños por su desproporcionada deportividad y 377 CV fruto de un seis cilindros de 3.6 litros y doble turbo Garrett.
Pininfarina quiso ir mucho más allá con un prototipo que presentarían en Ginebra bajo el nombre Chronos, aunque la coletilla GM y Omega también pueda aparecer junto a él por sus orígenes. El estudio de diseño italiano había planteado a General Motors la posibilidad de dar rienda suelta a su imaginación para aprovechar la base y la mecánica del Omega de Lotus y transformarla en un coupé-descapotable tan radical como fuera posible.
Sus proporciones eran contenidas, apenas medía 4.31 metros, mucho más corto que el Opel Omega el incluso que el Opel Calibra.
El resultado salta a la vista. Pocos detalles que nos recuerden que en sus orígenes esto fue un Opel Omega, bajo una carrocería sofisticada y en forma de cuña, cual Lancia Stratos. En el techo un avanzada luneta de cristal desmontable y con trasparencia regulable al gusto del consumidor con una tecnología, similar a la que emplea el GTA Spano veinte años después, que permitía mediante un botón hacer que el techo fuera completamente opaco o dejase pasar la luz con algo tan sencillo como un clic.
Situar el motor en posición trasera central hubiera sido digno de un Ferrari, o de un nuevo Lancia Stratos, pero este prototipo que comenzó siendo una maqueta en Ginebra para pasar a ser completamente funcional poco después, mantenía el motor delante y la tracción detrás. Como ya mencionábamos previamente, un seis cilindros de 3.6 litros, 24 válvulas y doble Garrett para desarrollar la friolera de 377 CV a 5.200 rpm y aún más bestia, 568 Nm a 4.200 rpm.
Seguro que Pininfarina trataría de convencer a General Motors de las posibilidades que podría tener este exótico deportivo biplaza de llegar a comercializarse. En cualquier caso no hace falta que digamos que el proyecto jamás siguió adelante y quedó en un prototipo clásico para el recuerdo.
Fuente: Pininfarina | CarStyling.ru
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