Desde hace casi dos años la industria del automóvil europea se enfrenta a una de las crisis más largas y devastadoras de los últimos tiempos. En España son ya 21 meses consecutivos de caída de las ventas, pero en el resto de Europa la situación no es mucho mejor. La caída de las ventas, además de poner en riesgo la continuidad de los concesionarios, está arrastrando consigo a los fabricantes que cada vez ven menos razones para seguir fabricando en los países que tradicionalmente habían tirado del carro de la industria del automóvil en Europa.
A día de hoy como productora de automóviles, España es una potencia en Europa, con una situación privilegiada entre las estrellas de la función (Alemania y Francia) y con el liderazgo indiscutible en la producción de vehículos comerciales e industriales ligeros. Pero ya lo advertíamos recientemente, esta cómoda posición sólo puede perdurar si las ventas remontan y para ello se requieren medidas urgentes que animen al comprador. Aún así, la situación seguiría estando muy lejos de ser halagüeña.
De hecho sin ánimo de ser pesimistas, está claro que con crisis o sin crisis la industria del automóvil en España necesita centrar sus esfuerzos en puntos clave para enfrentarse a países que necesariamente tendrán costes productivos inferiores. Puntos clave como productividad, eficiencia, tecnología, formación del personal…
La dificultad de sostener una producción tan elevada en un país con un volumen de ventas global bastante bajo, en términos comparativos, y especialmente bajo en volumen de ventas de vehículo nuevo por habitante, radica en que los costes productivos en España son cada vez más altos y el negocio pende en buena medida de las ventas internas. La amenaza que se cierne sobre las factorías de nuestro país está en países como Turquía, Polonia o Rumanía, a los que podría trasladarse la producción española.
Fabricantes como Renault ya han advertido en más de una ocasión que el coste de producir algunos de sus modelos, véase el Renault Megane, es significativamente mayor (bastantes cientos de euros) en Francia o España que en Turquía. Siguiendo el ejemplo francés, Citroën y Peugeot también tenían que ingeniárselas para adjudicar nuevos modelos a las factorías de Vigo y Villaverde en 2014 y aclarar su continuidad que hasta hace tan sólo unos días pendía de un hilo.
Muchos constructores siguen envidiando el modelo del Grupo Volkswagen, en tanto sus ventas siguen estando a la cabeza en Europa incluso teniendo en cuenta que en términos generales sus precios son superiores a los de sus rivales. El precio mayor no sólo es cuestión de calidad sino de unos márgenes de beneficios superiores a los que a día de hoy pueden conseguir sus rivales.
¿Acabará deslocalizándose toda la producción fuera de Europa? ¿Existe otra alternativa?
En Diariomotor: Annus Horribilis. Las ventas en España caen un 18% en 2011 | Los automóviles fabricados en España (2009)