Según parece, BMW quiere convertirse en un proveedor global de motores para la industria automovilística. Los bávaros ya firmaron un acuerdo de cooperación con Toyota para el suministro a los japoneses de motores turbodiésel y al mismo tiempo, suministran propulsores de gasolina a gente como Wiesmann o Fisker Automotive. El Grupo BMW también tiene lazos con PSA en motores diésel y gasolina, centrados en los productos Mini, sin permeabilidad hacia la marca BMW, curiosamente.
Según fuentes de la industria automovilística alemana confirman, los motores BMW podrían encontrar hueco bajo los capós de vehículos del Grupo Hyundai. En palabras de Automobil Produktion, Chung Eui-Sun – vicepresidente de Hyundai y único hijo del CEO, Chung Mong-Koo – se ha dejado caer por Munich para establecer las bases de un acuerdo de futura cooperación. De cara a la galería, como es lógico, tanto Hyundai como BMW niegan que se encuentren en negociaciones.
Norbert Reithofer, CEO de BMW, ha confirmado que no se están buscando alianzas con ningún fabricante en estos momentos, en contradicción con otras fuentes internas. También existen rumores sobre charlas con GM al respecto, pero la rumorología de Hyundai parece más fundada. BMW pone actualmente motores en 1,7 millones de coches al año, con unas ventas del Grupo Hyundai cercanas a los 6 millones anuales realmente hay volumen para generar enormes economías de escala a los bávaros.
El desarrollo de una familia de propulsores – con un enfoque más dirigido a consumos aquilatados y un bajo coste de producción/operación – podría costar a BMW hasta 2.600 millones de dólares, pero con un mercado potencial tan grande las economías de escala entran en plena operación. Es muy pronto para conocer el alcance de esta operación, y todo podría quedarse en agua de borrajas, pero al menos os hemos informado de que grande podría suceder.
Fuente: TTAC
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