Durante los últimos días me había propuesto el objetivo de aclarar los pros y los contras del segmento de moda en España: el SUV/crossover compacto. En una primera parte titulada convenientemente 5 razones por las cuales no deberías comprarte un SUV hubo opiniones de todos los colores, desde defensores hasta detractores del vehículo todocamino. Pero sobre todo quedó patente que un SUV no es mejor ni peor que cualquier otro vehículo, sino un segmento totalmente diferente no exento de inconvenientes, pero también con importantes ventajas que lo hacen único.
En aquella primera entrega les confesé que al principio odiaba este tipo de vehículos pero que después de mucho tiempo había llegado no sólo a comprender su razón de ser, sino hasta cierto punto quererlos. A continuación les detallaré algunas de las razones por las que un SUV podría ser tu automóvil ideal, motivos con suficiente peso, tal vez, para compensar los inconvenientes que ya detallábamos anteriormente. Las razones por las cuales reconozco que definitivamente un todocamino compacto me parecería una alternativa tan válida, como cualquier otra, para entrar en mi propio garaje.
¿Por qué razón un SUV merece la pena cada euro invertido?
Un puesto de conducción elevado, confort y sensación de seguridad
Por incomprensible que nos resulte a los que “quemadillos” que amamos la conducción, no todo el mundo disfruta conduciendo con el trasero a ras del suelo. Me atrevería a decir que para un alto porcentaje de los conductores, el placer y el confort de la conducción se traduce en un puesto elevado que les permita dominar la carretera desde lo alto.
Por otro lado siempre es más cómodo acceder al habitáculo subiendo un escalón, que agacharte para tomar asiento. Precisamente la altura es uno de los factores que más agradece y valora el comprador de un crossover y la razón por la cual es muy probable que vuelva a repetir. Como ejemplo pondré el de un conductor entrado en años o con problemas de movilidad. El acceso a un SUV siempre será más cómodo y accesible que el del correspondiente compacto o berlina, salvo que el problema de movilidad le impida levantar la pierna.
Diseño, distinción, exclusividad… de puertas para fuera un SUV es muy atractivo
Con la vorágine vivida por los SUV, cada vez es más difícil hablar de exclusividad. Aún así, este tipo de vehículos de diseño campero, cierta altura y presencia, diseño agresivo, siguen rodeados del halo premium que acompañó desde un principio a los primeros todoterreno que se aventuraron a conquistar al comprador que no necesitaba un todoterreno.
Los diseñadores tampoco pierden la oportunidad de conferir a sus crossover ciertos detalles que aumentan el toque agresivo, distintivo y si me lo permiten incluso deportivo. Defensas afiladas, grandes parrillas, capós abultados, pasos de rueda sobredimensionados, llantas de gran tamaño, barras de techo, cromados, etc… En fin, que un SUV siempre es un buen lienzo para hacer que un diseñador avispado se luzca y se gane el sueldo.
Espacio, mucho espacio, habitabilidad y confort
Los monovolúmenes también vivieron en su día su propio boom. Su mejores bazas eran confort, espacio y habitabilidad. Pero sin duda a día de hoy son los más damnificados por la fuga de ventas hacia el vehículo de moda actualmente: el SUV. Es indiscutible que la nueva generación de vehículos todocamino pese a ser más compactos y de menor longitud, han aprovechado el diseño de su carrocería para ofrecer unas plazas traseras muy decentes en cuanto a espacio para las piernas y anchura y extraordinariamente altas si lo comparamos con un compacto.
Si se tratase de valorar únicamente el espacio, el monovolumen seguiría siendo campeón en cuanto a espacio y habitabilidad, entre otras cosas por contar con un perfil de carga más bajo y normalmente con soluciones más inteligentes y avanzadas para la distribución de plazas a bordo. Pero está claro que el diseño moderno y desenfadado del SUV ha logrado desbancar al monovolumen.
Por si no fuera poco ni tan siquiera la opción de carrocería de siete plazas es ya una excusa para renunciar a un SUV, en tanto ya existen varios modelos que mantienen sus dimensiones compactas y reciben dos plazas adicionales en una tercera fila de asientos para un uso ocasional.
Urbano o no, un todocamino sigue siendo un vehículo pensado para el campo
Cualquier detractor del SUV afirmará que el mayor volumen de ventas de la mayoría de los automóviles todocamino lo representan modelos de tracción delantera (o posterior) 4×2. Razón no le faltará. Aún así no nos olvidemos que este tipo de vehículos ha sido diseñado para moverse con seguridad, soltura y sin sacrificar su integridad, en terrenos complicados. Incluso cualquier todocamino 4×2 es más efectivo fuera del asfalto que un compacto de carretera o un monovolumen. Habitualmente además, y salvo alguna excepción, las suspensiones han recibido tarados que tratan de absorber de la mejor manera posible las irregularidades del terreno y las piedras sobre las que pasemos.
Sin duda un todocamino se adaptará como anillo al dedo a aquel conductor que tenga que enfrentarse habitualmente a pistas sin asfaltar y otro tipo de obstáculos. Con ciertas nociones de conducción todoterreno, un inofensivo todocamino de tracción delantera se puede convertir en una máquina bastante apta en el campo, más aún si cuenta con un buen neumático M+S.
Por otro lado la alternativa del todocamino, en cuanto a seguridad y garantía de que difícilmente nos quedaremos incomunicados, es una opción muy interesante para aquellos que vivan en zonas en las que sean habituales las nevadas o suelan disfrutar de deportes invernales como el esquí y el snowboard. En este caso la tracción 4×4 no sólo es recomendable, sino que también es imprescindible. La única salvedad que podríamos hacer en este sentido es que la oferta de familiares camperos es lo suficientemente extensa y goza igualmente de aptitudes para asfalto, campo y nieve como para que lo consideremos como una opción alternativa al SUV.
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