El caso italiano es cuanto menos curioso. Italia a día de hoy cuenta con una de las flotas de vehículos oficiales más grandes del mundo, que llegó a contar en 2010 con más de 600.000 unidades, sólo comparable a la de países como Estados Unidos. De esta flota más de 10.000 correspondería a modelos de lujo y gama alta destinados a ministros y a los más altos dirigentes. La crisis habría hecho mella y cerca de 800 vehículos estarían en el dique seco, pero aún así el gasto anual que supone el mantenimiento de todos ellos supera los 2.000 millones de euros.
La polémica llegaba recientemente por uno de los planes de austeridad del primer ministro italiano Mario Monti. Entendiendo austeridad por desembolsarse un buen dinero para adquirir 400 vehículos oficiales completamente nuevos, de gama media y mucho más eficientes al estar dotados con motores de cilindrada no superior a 1.600 cm3. El movimiento tiene su sentido, puesto que del parque automovilístico oficial en estos momentos más del 61% de los coches tiene una antigüedad de entre 5 y 10 años, lo que conlleva un excesivo gasto de mantenimiento.
El Maserati Quattroporte sigue siendo uno de los favoritos de los políticos italianos
Aún así las protestas de los ciudadanos, especialmente en internet, y la algarabía popular ha obligado a los dirigentes italianos a desistir y aparcar sus planes de ampliar/renovar la flota de vehículos con estas unidades mucho más eficientes. Si bien es cierto que la tendencia tiene que ser la de reducir el número de vehículos oficiales hasta cifras más sostenibles, ¿no tiene sentido que también se renueve la flota con modelos “ecológicos” y con bajos costes de mantenimiento?
¿Será el momento de sustituir los viejos y ostentosos Maserati Quattroporte por el Fiat Panda? Lo que está claro es que los ciudadanos italianos miran con lupa el despilfarro de sus dirigentes y parece ilógico que sigan manteniendo una flota diez veces superior a la de cualquier país de la Unión Europea. La sociedad italiana no ha visto con buenos ojos que se compren nuevos vehículos, aún siendo estos mucho más eficientes y necesarios para rebajar los costes de mantenimiento. Y es que siguen pensando que la austeridad debería pasar por jubilar coches y no por su renovación.
En fin, que en Italia también llegó el momento de apretarse el cinturón.
Fuente: ABC | RTVE | The Economist
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