Este es uno de esos momentos en los que descubres que eres demasiado friki del automóvil, cuando te acuerdas de una película como Risky Business y no por ser la obra que probablemente encumbró a un actor tan conocido como Tom Cruise y logró que toda una generación se enamorase de Rebecca De Mornay, sino por el Porsche 928 que el personaje protagonista “roba” a su padre. ¿Quién podría olvidar aquel coupé deportivo que un imberbe Tom intentaba sujetar con su propio cuerpo para que este acabase hundido en un lago?
Por aquella época Porsche se había lanzado a una nueva aventura estética y mecánica, con deportivos de tipo fastback y motores V8 delanteros que demostraban que había vida más allá de los seis cilindros enfrentados detrás. En 1983 el Porsche 928 se convertía en uno de los protagonistas de la película. El guionista y director de la película llegó a reconocer que en su momento planteó la posibilidad de emplear un Ferrari o un Lamborghini, idea que descartó a favor del Porsche por postularse como un deportivo mucho más lógico y razonable para el carácter del padre que en la historia de la película lo utilizaría como “utilitario” para el día a día.
Incluso descartó el Porsche 911 por ser demasiado famoso y creyó oportuno que el 928 era el coupé ideal con el que cualquier hombre de negocios de la época iría al trabajo.
Algún lector avispado podrá pensar que el Porsche 928 acabó, como Luca Brasi en El Padrino, durmiendo con los peces, tras la estremecedora anécdota que vivía en la película Joel (Tom Cruise) después habérselo tomado prestado a su padre. Pero curiosamente no sólo se empleó un 928 sino cuatro, para el rodaje de las escenas de este clásico de los 80. Y aún más curioso es que todos eran diferentes entre si.
Hubo un Porsche 928 con cambio manual de cinco velocidades, llantas de aleación de 15”, inserciones doradas y matrícula de Illinois; este sería el encargado de la promoción y el que aparecería en carteles publicitarios y demás. Otro modelo muy similar pero con cambio automático se emplearía en el rodaje de la mayoría de las escenas de la película. Además habría otro con llantas de 16” que únicamente se empleó en las escenas tomadas en el interior, para evitar problemas de raccord (o continuidad cinematográfica). Un cuarto Porsche 928 sería el que terminó hundido en el lago.
Según la casa de subastas Profiles in History el próximo mes de julio se venderá el Porsche 928 manual de cinco velocidades con un precio de partida que aún no se ha revelado. Seguro que algún fan de la película y, por supuesto, de este deportivo, ya estará haciendo cuentas para adquirir una pieza tan interesante y curiosa como esta.
Fuente: The New York Times | Excellence Magazine | Motor Authority
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