Qué mejor base para homenajear a un nombre con tanto empaque en el mundo de la competición como Alpine, que el máximo exponente de la deportividad de Renault Sport, el Megane Trophy. Y por qué no heredar un diseño tan atrevido y premonitorio del futuro que le espera a Renault que el del prototipo DeZir Concept. Por supuesto no podía faltar un motor a la altura de las consecuencias, un V6 de 3.5 litros y 24 válvulas en posición central, faltaría más, y una potencia de 400 CV.
El Alpine A110-50 Concept no pretende ser una mera re-interpretación del original Berlinette, sino una visión fiel de lo que hubiera sucedido si 50 años después Renault se hubiese atrevido a lanzar un producto que encarnase de la mejor manera posible el concepto de deportivo de carreras en un automóvil de calle. Se trata de un pequeño deportivo capaz de evocar muchos sentimientos, pero sobre todo hacer disfrutar y mucho a su conductor.
Apenas mide unos centímetros más que un Renault Megane y es extremadamente ultra-ligero, 880 kilogramos en báscula. Además, la distribución de pesos está cerca del equilibrio del 50/50, con un 47.8% en el eje frontal.
Un deportivo de carreras con el objetivo de llegar a las carreteras públicas
La jaula de seguridad original del Megane Trophy, que se conserva en este deportivo tan especial, tuvo que rebajarse para adaptarse al vano del motor y a la inferior altura de un prototipo que de momento no sabemos si nos dejará escuchar su eco en un modelo de producción. No faltan tampoco unas llantas de 21” que pese a montar neumáticos Michelin homologados para la calle han sido adosadas con tuerca central preparada para los sistemas de reposición rápida de ruedas empleados en la competición.
La aerodinámica del Alpine A110-50 Concept ha sido cuidada con esmero. Un splitter frontal y un difusor posterior aumentan el efecto suelo para mejorar el agarre, junto con un alerón posterior ajustable. El diseño de la carrocería pasó por complejos sistemas informáticos con tecnología empleada en la Fórmula 1.
Por si lo dudaban, la pureza de este deportivo es tal que se ha optado por prescindir de ayudas electrónicas tales como ABS o control de tracción.
La puesta a punto mecánica de un superdeportivo
La mecánica del Alpine A110-50, ya ven, corre a cargo de un bloque de 3.5 litros, 24 válvulas y 6 cilindros en uve del grupo Renault-Nissan. Su potencia de 400 CV a 7.200 rpm se alcanza gracias a refuerzos en elementos móviles tales como pistones, bielas y cigüeñal, un cárter seco y un sistema de escape específico. Su par máximo es de 422 Nm a 6.200 rpm, todo él sobre el eje posterior.
Para la transmisión, acoplada longitudinalmente detrás del motor, se ha empleado un autoblocante de deslizamiento limitado ajustable. Y siguiendo el espíritu del deportivo de carreras se aprovechó un cambio secuencial semi-automático de seis velocidades con un embrague de doble disco que puede accionarse manualmente mediante un tercer pedal (el del embrague de un cambio manual) o con una leva en el eje de la dirección.
La electrónica la proporciona Magneti-Marelli, toda una institución en la competición.
Deshojando margaritas: ¿llegará o no llegará a la calle?
Pero después de esta detallada presentación la pregunta del millón sigue sin ser respondida: ¿llegará a producirse el flamante sucesor del Alpine?
Es difícil atreverse a aventurar lo que se tercia como una maniobra de lo más arriesgada, y más en estos tiempos de crisis. No obstante sin querer ser pesimistas las probabilidades de que llegue a lanzarse a producción parecen muy pocas y aún más de que llegue a contar con los números o los méritos en competición de su instigador el Alpine A110, ahora cincuentón.
Y si queremos ser optimistas basta con mirar a sus hermanos de Nissan y las aventuras y desventuras del Juke-R para percatarse de que al menos una edición de tirada limitada no es algo del todo imposible, ¿no crees?
Fuente: Renault
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