En la primera parte de esta prueba hemos visto que exteriormente el Citroën C5 es más alemán que francés. En su interior, es francés alemanizado. ¿Pero qué ocurre con su comportamiento en carretera? Os adelanto que mantiene su genética francesa, con un tacto de conducción que muchos encontramos demasiado blando, pero con un confort en carretera sobresaliente.
Nos subimos al Citroën C5 Exclusive. Nos llaman la atención sus asientos envolventes y su sensación de amplitud. Al activar el contacto el asiento eléctrico se acerca hacia adelante, ya que se había movido para facilitar la entrada en el coche.
El cuadro de mandos está poco actualizado en comparación con el renovado C4. Tiene un display en color en el centro y dos displays en los laterales, que tienen demasiado peso para la información que proporcionan (temperatura del aceite y algún detalle menor). La información que proporciona es la normal, con dos ordenadores de viaje independientes. No es tan actual como en el C5 pero sigue siendo correcto.
Dirección y suspensión Hidractiva III +
Si por algo destaca el Citroën C5 en cuanto a su comportamiento es por la suspensión Hidractiva III +, asociada a los motores del acabado Exclusive y a los HDI de 160 CV en adelante en el acabado Seduction. Es, posiblemente, la responsable de un confort de marcha realmente agradable. Y digo probablemente porque no he probado la suspensión “metálica” de las versiones básicas.
Se trata de un sistema de suspensión adaptativa que regula el comportamiento de la suspensión en función del estado de la carretera, la velocidad y nuestra forma de conducción.
Tiene un modo Sport, y también permite elevar o reducir la altura del coche mediante un botón situado en la palanca. Una posición alta nos puede servir para pasar una zona de baches y otra más elevada para, por ejemplo, subir a un bordillo. La posición más baja, según el manual, sólo se utiliza para facilitar la carga.
Con todas estas configuraciones lo cierto es que lo que más valoro de la suspensión no es su posibilidad de configuración sino su buen hacer en modo normal (no tiene un modo confort, sólo el sport, para ir en marcha). Seguro que las llantas de 18 pulgadas también influyen en esto, pero lo cierto es que con esta unidad del C5 la velocidad sólo se nota en el velocímetro, en absoluto en el confort de marcha (hay que tener cuidado para que no pasarnos).
El tacto de la dirección del C5 es bastante blando. Incluso ayuda a esto el volante con centro fijo, al tener la sensación de que el volante pesa menos (de hecho, es así). Yo sí echo en falta una dirección algo más dura y que transmita mayor sensación de precisión. La conclusión en cuanto a comportamiento es que es un coche ideal para hacer 500 kilómetros sin tener el más mínimo cansancio, pero echaremos de menos algo de deportividad cuando queramos hacer un trayecto de 20 kilómetros notando la carretera.
Motor 2.2 HDI de 200 CV: comportamiento y consumos
Esta unidad monta el motor 2.2 HDI de 200 CV con cambio automático de seis velocidades, que se estrenó a principios de 2011. Es el mismo que monta el Peugeot 508. Al igual que ocurre con éste, es un motor con fuerza pero con una respuesta bastante lenta. Podríamos decir que está destinado a quien busca potencia pero no quiere notar que la tiene.
No me ha convencido demasiado, especialmente teniendo en cuenta el resto de motores de la gama. El 1.6 2.0 HDI de 160 CV me parece una opción más equilibrada. De hecho, en un coche en lo que se valora es el confort, y muy posiblemente el consumo y el precio, empezaría a buscar por la parte inferior de motores, sin descartar la versión Airdream que probamos en el Citroën C4 e-HDI 110.
Obviamente el 2.2 HDI de 200 CV tiene una potencia y una respuesta muy superior, pero cada uno tendrá que valorar si la diferencia de precio y consumo compensan. Dependerá del uso: si hacemos mucha autopista a velocidades legales, optemos por la versión Airdream o uno de los dos HDI que están en medio (140 y 160 CV).
Este motor también nos ha permitido comprobar que el aislameinto acústico del C5 es muy bueno. El ruido del motor es más un zumbido que un sonido bronco.
El cambio automático de seis velocidades no lleva levas en el volante, aunque sí permite cambiar de forma manual en la palanca de cambio. En cuanto a los consumos, son razonables para su potencia y cilindrada, pero pierden la ventaja de ser un diésel de poco consumo. No tiene Stop&Start, sólo la versión HDI 110 Airdream cuenta con este sistema.
Los consumos obtenidos son de unos 7,9 litros a los 100 en carretera y en torno a a 7 en autopista, alejados del consumo homologado mixto de 5,9 litros a los 100 km.
Seguridad en el Citroën C5 y otras berlinas generalistas
Aunque no es el aspecto que más publicitan, traidicionalmente Citroën siempre lo ha hecho bien en cuanto a seguridad. En EuroNCAP obtiene cinco estrellas y en 2010 recibió uno de los “premios EuroNCAP” por el Citroën eTouch, el sistema que en caso de accidente realiza una llamada automática a los servicios de emergencia enviando la posición del vehículo.
Comparado con otras berlinas generalistas su puntuación es ligeramente inferior, posiblemente juega en su contra el hecho de llevar unos años en el mercado. En protección de ocupantes, adultos o niños, el Insignia, 508 o Passat obtienen también cinco estrellas pero con mejor puntuación. Dos de sus principales rivales, Ford Mondeo y Renault Laguna, no se pueden comparar ya que no han sido probados con el sistema nuevo de EuroNCAP y por tanto los datos no son comparables. Sería de esperar que estos dos, al tener también unos años en el mercado, tengan una puntuación similar a la del C5.
Todas las versiones cuentan con siete airbags de serie (incluido el de rodilla), y por supuesto ESP. Como opción puede llevar el sistema de alerta de cambio involuntario de carril y el nombrado sistema eTouch (sólo de serie en la versión Exclusive).