En los años 80 en el cuartel general de BMW se daban los primeros pasos para retomar el legado de deportivos biplazas y cabrios que se abandonó a finales de los años 50 con la salida del catálogo del BMW 507. Ni mucho menos se trató de un movimiento improvisado, para ello se decidió la formación de un departamento especializado denominado BMW Technik AG – conocido internamente como ZT, a secas – que se encargaría de proyectos especiales como el que comenzó a fraguarse en 1985, el BMW Z1.
Puedes imaginarte el furor que causó en su día el BMW Z1, lo más espectacular sin duda eran sus puertas retráctiles que oscilaban de forma que automáticamente quedaban escondidas en la carrocería permitiendo incluso circular sin puertas para mejorar la experiencia de la conducción descapotable. El proyecto inicial no era ni mucho menos sencillo, se trataba de un deportivo fabricado a mano que por lo tanto exigía un precio elevado y una producción limitada, pero BMW no dudó ni un momento en seguir firme en sus intenciones y desarrollarlo. La euforia inicial fue tal que hubo quien se temía que con el ritmo de producción de 6 unidades diarias no recibiese su deportivo hasta bien entrado el año 2000.
Se estima que en total la producción del BMW Z1 llegó a las 8.000 unidades, de las cuales cerca de 6.500 se venderían en Alemania.
El BMW Z1 fue pionero en varios aspectos, más allá de sus puertas retráctiles o su chasis monocasco. Uno de los detalles más interesantes en pleno boom de los materiales plásticos, fue la conformación de una carrocería de paneles de plástico moldeados utilizando diferentes compuestos y propiedades (resistencia, resilencia, flexibilidad) en función de su labor estructural y de absorción de impactos. Para cambiar todos los paneles, y por lo tanto el color, de la carrocería de un BMW Z1 bastaba un destornillador y apenas una hora de trabajo. En otros puntos críticos como el capó y el compartimento de la capota se empleó también compuestos de fibra de carbono y fibra de vidrio.
La carrocería de plástico exigió desarrollar en colaboración con las empresas químicas de pintura productos apropiados para este material. El BMW Z1 estaba disponible en cuatro colores: verde metalizado, negro metalizado, amarillo y rojo.
La mecánica que se escogió para el BMW Z1 fue un seis cilindros en línea, en posición frontal-central, de 2.494 cm3 y 168 CV de potencia a 5.800 rpm. Estaba asociado a un cambio manual de cindo velocidades y tracción trasera.
Tal y como mostraba Top Gear en el video anterior, el BMW Z1 no era el descapotable perfecto para una señorita.
Fuente: BMW
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