La localidad alemana de Tilberg se encuentra ubicada en plena Selva Negra – o “Schwarzwald”, para los germanófilos – y sus 5.000 habitantes disfrutan del que se dice es el reloj de cuco más grande del mundo y las cataratas naturales más altas de Alemania. Cada año 60.000 personas lo visitan, y hace escasas semanas el alcalde inauguraba un parking público de 220 plazas. Nada especial, salvo por un detalle: cuenta con plazas para hombres y plazas para mujeres.
La noticia ya ha dado la vuelta al mundo. Antes de nada, hay que aclarar que todo es una estrategia de marketing, una estrategia deliberada del alcalde para causar controversia y dar a conocer su pueblo. “Que hablen mal de mí, pero que hablen” parece ser su lema, y sorprendentemente no tiene ningún parentesco con gente como Michael O’Leary, de Racanair RyanAir. De las 220 plazas, dos plazas están etiquetadas como “plazas para hombres” y 10 plazas como “plazas para mujeres”.
Las así llamadas plazas para mujeres son más amplias de lo habitual y están bien iluminadas. Las plazas llamadas para hombres son más pequeñas de lo habitual y están rodeadas por algunas columnas que exigen un buen número de maniobras. El alcalde – el señor Gallus Strobel – cuenta que tanto hombres como mujeres pueden aparcar de manera indistinta en unas u otras plazas, y lanza un “reto” para que las mujeres intenten aparcar en las plazas “de hombres”.
En el pueblo todo el mundo lo ve como una broma y el propio alcalde admite que se ha hecho para causar controversia. Puede que sea una broma, pero de mal gusto ya que el sexismo está implícito en reservar espacios más fáciles a las mujeres, y puede que aún más en reservar los espacios complicados a hombres: entre líneas, está dejando caer que cree que las mujeres aparcan peor que los hombres. Soy el primero en estar en contra de la corrección política, pero en este caso estamos hablando ya de otra cosa.
En algunos centros comerciales de España yo he llegado a ver plazas reservadas para mujeres embarazadas – cerca del acceso a tienda y grandes – pero eso obedece a criterios lógicos.Se queda en una simple anécdota, pero lo que quizá no sepáis es que en la ciudad china de Tianjin hay espacios de aparcamiento en el que sólo pueden aparcar mujeres, con las mismas características, que los descritos en este artículo. La diferencia radica en que los hombres no pueden aparcar en dichos espacios.
Queremos saber vuestra opinión al respecto, así que estáis invitados – como siempre – a dirigiros a la sección de comentarios para debatir ambos casos.
Fuente: ABC
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