No son pocos los super-proyectos que se estaban gestando a finales de los años 90 en el Grupo Volkswagen para desarrollar algunas de las máquinas más potentes y rápidas de todos los tiempos, pero como ya podrán imaginarse de todos ellos el único que terminó materializándose y convirtiéndose en el deportivo más rápido sobre la faz de la Tierra fue el Bugatti Veyron. El Proyecto Rosemeyer de Audi es un buen ejemplo de mi afirmación, como también lo es el prototipo Bentley Hunaudières que con los rumores que hemos conocido estas semanas sobre la posibilidad del lanzamiento de un nuevo y flamante superdeportivo de Bentley, está de nuevo de actualidad.
El Salón de Ginebra de 1999 levantaba el telón de un deportivo tan exótico y evocador como su propio nombre, el Bentley Hunaudières. Cualquier amante de las carreras sabrá de buena tinta que Hunaudières es una de las rectas más famosas del mundo de la competición, también conocida como Mulsanne (que también da nombre a uno de los últimos modelos de Bentley) por la localidad sobre la que discurre, es uno de los tramos más importantes del Circuito de La Sarthe de las 24 Horas de Le Mans. Sus más de 6 kilómetros han propiciado velocidades de infarto a lo largo de las últimas décadas y la introducción de varias chicanes que lo evitasen.
El Bentley Hunaudières podía rebasar los 350 km/h sin despeinarse
La mecánica del Bentley Hunaudières de 1999 ya iría intuyendo lo que más adelante veríamos en el Bugatti Veyron 16.4. Un motor de origen Volkswagen de 8.0 litros y 16 cilindros en uve doble, en este caso atmosférico, desarrollaban 623 CV a 6.000 rpm y un par máximo de 760 Nm a 4.000 rpm. Esta bestia estaba acoplada a un cambio secuencial de cinco velocidades y era capaz de alcanzar los 350 km/h de velocidad punta. Por tanto parece que la denominación Hunaudières tenía mucho sentido, dado que uno de los aspectos más importantes y la antesala de lo que sucedería con Bugatti más tarde, era sin ir más lejos el afán por lograr una velocidad punta inédita en cualquier modelo de producción.
Además de su impoluta estética, el habitáculo se revistió de materiales dignos de cualquier Bentley, con lujo, confort y también mucha tecnología. Por ejemplo se prescindió de retrovisores externos, que pudieran romper su línea, sustituidos por diminutas cámaras escondidas en los pasos de rueda delanteros que mostraban lo que sucedía en la zaga en pantallas instaladas en el salpicadero.
Se lanzó el Bugatti Veyron, pero el Bentley Hunaudières nunca llegó
Pero el Bentley Hunaudières, más allá del prototipo que ven en estas imágenes, jamás llegó a producirse, ni tan siquiera en una serie limitada. El único movimiento que se realizó al respecto fue la preparación de un prototipo de carreras para competir en Le Mans años después.
Precisamente por eso nos preguntamos si Bentley entenderá que ha llegado el momento de dejarnos atónitos con una creación de este calibre, movimiento que tampoco parece tan descabellado si tenemos en cuenta que de un tiempo a esta parte no les ha ido nada mal y que el futuro que les espera parece aún mejor con el buen ritmo de ventas de la saga Bentley Continental GT y la más que probable introducción de un SUV de gran lujo.
Fuente: Cars Base | Diseno Art | Fav Cars | Lamborghini Cars
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