Tras el especial sobre Koenigsegg de esta semana, en el que conocíamos a su responsable Christian Koenigsegg, nos subíamos a el Agera, su deportivo más apasionante, y visitábamos su fábrica, os traemos otro especial no menos interesante sobre Wiesmann. Cuando recibíamos la invitación de Michelin para viajar hasta Alemania para conocer de primera mano el pasado, presente y futuro de este pequeño constructor artesano de deportivos, no había duda de que estábamos ante una oferta que no podíamos rechazar y una oportunidad que no se tiene habitualmente, la de probar un automóvil tan exclusivo y poco habitual.
Y es que Wiesmann se aleja del concepto de deportivo al uso, como veremos en esta serie de artículos que culminará con nuestra prueba de uno de los últimos roadster de Wiesmann. La idea que persigue este constructor de la región de Westfalia (Alemania), es la del deportivo clásico de antaño, con un diseño intemporal, el ensamblado artesanal, a mano y sin el empleo de robótica. La tradición germana y británica se fusiona en un deportivo que por buscar similitudes, sigue el concepto de los británicos Morgan Motor Company, basando la piedra angular de su gama en los Roadster que bien podrían haber sido inspirados en el BMW 507 de los años 50. Sin ir más lejos BMW es el único proveedor de motores de Wiesmann.
Si no el mejor, el Wiesmann es probablemente uno de los mejores y más exclusivos deportivos que podemos adquirir completamente nuevos con tecnología actual y prestaciones y manejo a la altura de ello, pero también el sabor de antaño.
Pasión por la individualidad y el deportivo clásico e intemporal
Cuando un servidor aún llevaba pañales, los hermanos Martin y Fridehelm Wiesmann decidían llevar a cabo el sueño de lanzar su propio deportivo, haciendo gala de la pasión que desde niños habían profesado por el automovilismo. Con la palabra pasión siempre en su mente, iniciaban su andadura en 1985 con un prototipo, y a día de hoy ya son más de 1.500 los deportivos fabricados por Wiesmann. Durante todos estos años la empresa ha compatibilizado su actividad como constructores de automóviles artesanales diversificando en otros campos como la producción de techos rígidos para BMW.
De hecho Wiesmann tiene una relación muy estrecha con BMW en tanto sus compatriotas les han proporcionado los motores de seis cilindros en línea y ocho en uve que equipan todos sus deportivos. No obstante el ensamblado del motor es una de las pocas labores, sino la única, que Wiesmann delega en una empresa externa dado que su filosofía de la individualidad, la personalización y la construcción artesana exige que se encarguen de todo el proceso de construcción de un automóvil.
La gama Wiesmann de un vistazo: Roadsters MF3, MF4 y MF5 y GT MF4 y MF5
A día de hoy Wiesmann fabrica tres roadster: MF3, MF4 y MF5. El primero de ellos dejará de fabricarse en tanto BMW ya no fabrica el motor original de seis cilindros en línea que se escogió para este. Derivados de los roadster, también fabrican dos coupés biplazas: GT MF4 y GT MF5. Los precios en Alemania oscilan entre los 124.000€ de los más económicos, MF3 y MF4 roadster, hasta los 163.000€ del GT MF5. No obstante pensemos que el concepto de personalización de estos deportivos es muy extenso, y es fácil que el presupuesto se dispare hasta alcanzar el de un Ferrari 458 Italia y otros deportivos de altos vuelos pero conceptos muy diferentes.
Los motores BMW empleados son el antiguo seis en línea de 3.246 cm3 del BMW M3 E46 con 343 CV de potencia y los V8 atmosférico de 3.999 cm3 y 420 CV, Twin Turbo de 407 CV y Twin Scroll Turbo de 555 CV de potencia. La transmisión empleada también es de BMW, desde un cinco marchas manual hasta los secuenciales y automáticos SMG-II y de doble embrague de 7 velocidades.
El aprovechar la tecnología de los motores BMW tiene una ventaja añadida a la hora de facilitar su mantenimiento, como veremos posteriormente.
La construcción de un Wiesmann, un laborioso y cuidado trabajo artesanal
Entre los planes de Wiesmann está su expansión fuera de las fronteras de Alemania y de países europeos en los que tienen bastante éxito, como Suiza. Su objetivo es aumentar sus exportaciones en Asia y países como China, Oriente Medio (Qatar, Dubai) o incluso Estados Unidos. De los algo más de 1.500 vehículos que han fabricado hasta el momento, unos 900 eran Wiesmann MF3.
Para entender por qué Wiesmann no fabrica más de 200 vehículos al año también es necesario comprender la naturaleza artesana de su producción y que para ensamblar un vehículo desde cero se tardan aproximadamente dos meses, y algunos más en organizar el trabajo y sobre todo en que el cliente decida cómo quiere que sea exactamente su Wiesmann. Por poner un ejemplo, no existe un catálogo exacto (como tal) de colores de carrocería y no hay problema en escoger cualquiera que esté presente en la paleta de colores de otra marca, ya sea Audi, BMW, Ferrari, Porsche o cualquier otra.
En definitiva desde que encargamos un Wiesmann tendremos que esperar aproximadamente seis meses a que esté completamente terminado.
En la próxima entrega os hablaré con más detalle sobre el proceso de fabricación de un Wiesmann.
En Wiesmann son conscientes de fabricar una pieza de museo y fin de semana
Más adelante justificaré con todo detalle las razones por las cuales un Wiesmann es un deportivo de culto, de museo y de fin de semana, en un grado mucho mayor que podría serlo casi cualquier otro deportivo de más de 200.000€ como un Ferrari o un Lamborghini. Los responsables de Wiesmann me confiesan que alguno de sus clientes utiliza su coche para el día a día, pero que habitualmente la mayoría lo aprovecha para el fin de semana y no recorren más de 5.000 kilómetros al año.
Quería centrarme precisamente en su faceta de coche de fin de semana para mencionar otra de las estrategias comerciales de la marca, su venta como rent-a-car para hoteles. Una de las mejores formas de probar un Wiesmann es acudir a alguno de los diez hoteles asociados con la marca que han adquirido uno de sus vehículos y que por un módico precio permiten a sus clientes disponer de uno de sus deportivos durante un día o un fin de semana completo un coche para sus escapadas.
Se trata de un modelo de negocio bastante exitoso, puesto que los hoteles amortizan la adquisición del Wiesmann en tres años con ocho alquileres mensuales y suelen repetir. Por otro lado es una efectiva forma de atraer clientes, de hecho según me confirmaba el responsable de Marketing de Wiesmann entre 20 y 30 de los vehículos que han vendido han sido gracias a la grata experiencia de clientes que previamente lo habían probado hospedados en uno de los hoteles asociados.
En cierta medida y a modo de introducción ya hemos visto que Wiesmann es un constructor de automóviles atípicos y muy peculiares, que en absoluto nada tienen que ver con los deportivos que tratamos habitualmente. Me permito la licencia de afirmar que el Wiesmann no es un deportivo para cualquiera, ni sus prestaciones son escandalosas ni brillará por las sensaciones que nos puede ofrecer (respecto a otros deportivos con precio similar). Pero por su precio sería difícil – aunque no imposible – encontrar una pieza de estas características y tanta exclusividad.
El Wiesmann es un deportivo para nostálgicos, para aquellos que quieran disfrutar del espíritu de los clásicos de antaño, en un envase vintage, un buen sonido y la tecnología de un deportivo actual.
En las próximas entregas hablaremos del proceso de fabricación de un Wiesmann para culminar con nuestras impresiones al volante de uno de sus modelos más representativos y que mejor encarna el espíritu original: el Wiesmann MF4-S.
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