“Pequeñito, pero matón”. Esta sobada pero efectiva frase ya le venía como anillo al dedo al Mini clásico, en su esplendor en la década de los sesenta. Pese a no contar con potencias elevadas, su bajo centro de gravedad, tracción delantera, una dirección muy directa y un peso reducido le permitían tutear a coches mucho más grandes y potentes. ¿Y si ahora aumentásemos un poco la potencia, para añadirle más pimienta? No es algo infrecuente sustituir el motor original de los Mini por otro más potente, y entre las múltiples opciones a veces se opta por montar una mecánica de moto: potente, de cilindrada reducida y con placer por subir rápido de revoluciones.
Recientemente vimos un caso, el del Mini con 170 CV y motor de Yamaha R1, con un aspecto y rendimiento fantástico, pero ahora este ejemplo va mucho más allá. Y no exageramos demasiado, porque estamos hablando de otro Mini clásico de 1962, con motor de 1.3 litros procedente de la Suzuki Hayabusa, llevado al límite gracias a la turboalimentación. No obstante, y a pesar de aparentar un Mini con todas las de la ley (aunque musculado en su carrocería), lo que vemos exteriormente no se corresponde demasiado con sus tripas, en las que se esconde una potencia de 480 CV y tracción a las ruedas traseras.
Más allá de su carrocería exterior procedente de un Mini (convenientemente ensanchada, eso sí), lo que nos encontramos es un chasis tubular hecho a medida para poder con todo este torrente de potencia. Y es que 480 CV son muchos caballos, aunque en esta ocasión (¿sacrilegio en un Mini?) se derivan a las ruedas posteriores y no a las delanteras como manda la tradición. También el interior tiene poco que ver con el de un Mini de 1962, aunque siga siendo espartano a más no poder, pero su asiento bucket y su instrumentación electrónica no nos hacen pensar que estamos dentro de uno de estos iconos británicos.
480 CV para un peso de sólo 580 Kg nos da una relación peso potencia brutal, muy cercana al kilogramo de peso por caballo de potencia, con lo que las prestaciones también impresionan lo suyo. Se dice que es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en sólo 3 segundos, y no parece demasiado difícil de creer, vistas sus características. Con una suspensión deportiva creada específicamente y llantas y neumáticos de tamaño más que generoso, la tracción podría no ser un problema. Creado por Knight Motorsport Engineering, especialistas británicos en modificaciones sobre Mini, lo mejor de todo es que además está completamente homologado para circular en carretera.
Este Mini tan particular, en el típico color verde británico, estaba anunciado en 34.500 euros, todo un caramelo teniendo en cuenta su precio. Por lo que parece el anuncio ya ha sido eliminado, así que suponemos que ya está en manos de algún inteligente comprador. Al menos podemos disfrutar con su tremendo sonido en el siguiente vídeo, y verlo en movimiento, ¿quizás el Mini más rápido sobre la tierra?
Fuente: autoblog.nl
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