En nuestra prueba del Toyota iQ llegamos a la conclusión de que por su tamaño y sus 3+1 plazas, se trata de uno de los modelos más prácticos y útiles para la ciudad.
La electricidad gana sentido cuando de lo que se trata es de garantizar la movilidad eficiente de un utilitario concebido para la ciudad. Es por eso que el Toyota iQ EV eléctrico tiene mucho sentido, un pequeño turismo urbano y de aspecto muy chic que recibirá una versión completamente eléctrica que según el ciclo de homologación europeo sería capaz de disponer de una autonomía en torno a los 85 kilómetros tras una recarga completa, que desde cero requiere de al menos tres horas.
Toyota demuestra que existe vida más allá de los híbridos y lo hace con un Toyota iQ EV de 3+1 plazas, en tanto el diseño asimétrico del salpicadero permite alojar tres pasajeros adultos y un cuarto muy pequeño o un niño con cierta comodidad, que con motivo de la integración de la mecánica eléctrica ha crecido 13.5 centímetros. Como consecuencia del despliegue de motor y baterías, es también 125 kilogramos más pesado que el modelo dotado del motor 1.3 CVT.
Aún así en Toyota son conscientes de que el cliente sigue preocupado por la autonomía de los eléctricos, y aunque hayan optado por diversificar su oferta con este nuevo eléctrico puro seguirán centrando su estrategia comercial en los híbridos enchufables.
El Toyota iQ EV mejora las prestaciones del 1.0 VVT-i sin emisiones de CO2
Para más detalles, el Toyota iQ EV recibe un motor eléctrico de 47 kW (63 CV) de potencia, que sería comparable al motor de acceso de la gama Toyota iQ actualmente, el 1.0 VVT-i, con la diferencia de que este último sólo está disponible con cambio manual. Sus prestaciones también son muy similares, practicando el 0 a 100 km/h en 14.0 segundos, casi una eternidad. No obstante su velocidad punta está limitada a 125 km/h.
Para lograr 85 kilómetros de autonomía se ha equipado con un conjunto de baterías de ión de litio de 12 kWh, prácticamente la mitad de la capacidad energética de un Nissan Leaf, por poner un ejemplo. La recarga completa requiere de tres horas, aunque una recarga rápida permite conseguir hasta un 80% de la carga máxima posible en tan sólo 15 minutos.
En esencia el sistema eléctrico del Toyota iQ se ha derivado del Hybrid Synergy Drive de la saga Toyota Prius, con la peculiaridad evidente de la ausencia de motor térmico alguno.
No sólo tiene que ser eléctrico, sino también aparentarlo
Para ganar en elegancia el Toyota iQ EV ha recibido un acabado de pintura exterior en dos tonos, blanco perlado y negro que sin duda harán que la versión eléctrica del Toyota iQ no pase desapercibida pese a no emitir más ruido que el del contacto de las ruedas con el asfalto. Entre las diferencias existentes está también la presencia del conector de electricidad y el adaptador de carga en una tapa instalada en el frontal.
Las llantas tradicionales se han sustituido por unas de nueva creación, también de aleación, carenadas con unas tapas de color negro mate que pretenden reducir la injerencia de turbulencias aerodinámicas que sacrificen su coeficiente de penetración y exijan un mayor consumo energético.
Aunque no lo veamos, los bajos también se han carenado con el mismo objetivo de mejorar en términos aerodinámicos.
El minimalismo y el toque moderno y chic siguen a bordo del iQ eléctrico
El habitáculo sigue fiel al diseño minimalista del Toyota iQ, con detalles que nos recuerdan que estamos en un vehículo completamente eléctrico como la tonalidad azulada de la iluminación de cortesía en la consola central. El cuadro de mandos incorpora un ordenador de a bordo de 3.5” que trata de mostrar de forma intuitiva y comprensiva la información más importante sobre el funcionamiento del sistema eléctrico.
Para mejorar la eficiencia de los sistemas de a bordo se ha diseñado un nuevo climatizador y asientos calefactados y luneta térmica, todos ellos de serie, con un consumo energético reducido.
Fuente: Toyota
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