El Test del Alce, desde que consiguió un inesperado protagonismo con el vuelco de la primera generación del Mercedes Clase A a manos de un periodista sueco, allá por 1997, se convirtió en una prueba imprescindible para todo fabricante y modelo. Gracias a él se puede simular una maniobra de esquiva de forma completamente estandarizada, de forma similar a si se nos cruzase un animal (en Suecia un alce será muy habitual, pero por aquí abundan otro tipo de animalillos) o un objeto de forma inesperada en la carretera y tuviésemos que dar un volantazo.
Desde entonces, el Test del Alce se convirtió en una prueba en la que, además de comprobar la estabilidad del coche, permite conocer el funcionamiento (más o menos intrusivo, más o menos efectivo) del control de estabilidad ESP. Claro está, no todos los coches se comportan igual ante la prueba: un deportivo debería comportarse mucho mejor que un utilitario o un todoterreno, por sus características intrínsecas, así que el Toyota GT 86 no debería tener demasiadas dificultades… ¿o sí?
No sólo el primer Mercedes Clase A tuvo problemas con el test del alce, algo que se la marca alemana solucionó rápidamente endureciendo suspensiones y adoptando el ESP en todas las versiones de serie. Recientemente conocimos los problemillas que tuvo el Jeep Cherokee, el Dacia Logan o el Citroën Nemo a la hora de afrontar el moose test, que incluso llegó a volcar en manos del organismo alemán ADAC.
A estas alturas, muy pocos son los modelos de nueva factura que presentan problemas graves de seguridad o estabilidad en esta ya clásica prueba. Un coupé con aspiraciones deportivas como es el Toyota GT 86 tampoco los tiene, ni mucho menos, por más que este vídeo rodado en Lituania quisiera dar a entender otra cosa en clave de humor.
Pero, con un coche de propulsión trasera, ¿quién quiere esquivar el alce, pudiendo dar un poco de diversión con un golpe de gas y esquivarlo (o golpearlo) lateralmente haciendo un poro de drift – con control de estabilidad totalmente desactivado -? El alce probablemente no piensa lo mismo, viendo el resultado…
NOTA: Como habréis visto, el vídeo no es un Test del Alce convencional, tan sólo una nota de humor, y el Toyota GT 86 no tendría problema alguno para pasar con nota la prueba con el VSC conectado. Sin él conectado, algo no recomendable para carretera, al ser tracción trasera las cosas se complican un poco más en el arte del contravolante (y más si el asfalto está completamente mojado), como podéis comprobar en el siguiente vídeo.
Fuente: Youtube
En Diariomotor: Toyota GT 86, prueba a fondo | El Citroën Nemo falla estrepitosamente el test del alce