Muy pronto entrará en vigor la nueva normativa europea que obligará a que todos los nuevos modelos que se lancen a partir del próximo 1 de noviembre estén dotados de serie de sensores de presión directos en los neumáticos. Más allá de la comodidad o la ventaja práctica obvia que puede suponer este sistema, la Unión Europea estima necesaria su implantación progresiva por lo importantes que resultan los sensores de presión para preservar la seguridad y reducir las emisiones de CO2 derivadas de neumáticos con presiones incorrectas.
Y es que un neumático con la presión muy baja es peligroso en tanto las distancias de frenado se alargan y en casos extremos el reventón o el desllantado puede hacer su aparición. Por otro lado los sensores de presión, además de avisarnos con suficiente antelación de un pinchazo, pueden ayudarnos a recordar una labor básica de mantenimiento que deberíamos realizar periódicamente: revisar las presiones de los neumáticos. Es más, un neumático con presiones incorrectas se degrada antes y además conlleva un consumo de combustible excesivo.
Para todos los vehículos nuevos vendidos a partir de noviembre de 2014
Según el organismo regulador europeo, el UNECE, un sensor de presión válido es aquel que cuenta con un dispositivo directo, es decir, que dispone de sensores instalados en cada rueda y un receptor inalámbrico en el vehículo que se encarga de advertirnos mediante un avisador visual y/o sonoro de que la presión del neumático es incorrecta. Habitualmente el tiempo que pasa entre la pérdida de presión y la advertencia es de unos segundos o unos minutos, de forma que el límite máximo en que deberíamos percatarnos de una pérdida de presión de hasta el 20% debe ser de diez minutos.
El sensor de presión también debe avisar de la pérdida en el momento del arranque del motor.
Como ya sucedió con la incorporación de otros sistemas como el ESP, la medida entra en vigor para los nuevos modelos que se homologuen a partir del 1 de noviembre de 2012. No obstante, los sensores de presión serán obligatorios en todos los vehículos que se comercialicen como nuevos en España a partir del 1 de noviembre de 2014. De momento no se ha propuesto fecha alguna para que la obligación se extienda a vehículos fabricados anteriormente que no contasen de serie con sensores de presión, ni parece que vaya a establecerse fecha alguna.
Fuente: UNECE
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