El Lexus LFA es sinónimo del superdeportivo altamente tecnológico, la culminación del sueño de Haruhiko Tanahashi, uno de los ingenieros más aventajados de Toyota-Lexus que allá por el año 2000 se propuso el reto de construir el deportivo más apasionante que fuera posible sin importar la tecnología o los costes que hubiera que asumir. En los últimos años el Lexus LFA ha acaparado toda la atención del mundo del motor y se ha erigido como una de las máquinas más exclusivas que puedan pasar por nuestras manos, tanto que sólo 500 serán construidas, una (y sólo una) de las cuales llegó a España por más de 400.000 euros. Tambien nos consta la existencia de una única unidad descapotable.
Pero nuestro reto es otro. Acudimos a la llamada de Lexus para llevar esta máquina cerca de los 300 km/h, una velocidad que por cuestiones legales y de sentido común jamás podríamos alcanzar en carreteras abiertas y como ya estará pensando alguno de nuestros lectores, tampoco en la mayoría de los circuitos europeos, cuyas rectas no son lo suficientemente largas para tal empresa. Y qué mejor recta, que la pista de aterrizaje del Aeropuerto de Ciudad Real, cuatro kilómetros de longitud que casi se pierden en el horizonte y 60 metros de anchura suficientes para permitir el aterrizaje de un coloso de los cielos, el Airbus A380.
¿Nos acompañaréis para conocer nuestra prueba de velocidad del Lexus LFA en el Aeropuerto de Ciudad Real?
Nuestro sujeto de pruebas, el Lexus LFA con número de serie 15
Tuvimos ocasión de subirnos a un Lexus LFA blanco inmaculado con la tapicería de piel roja. La numeración de salida de la fábrica – o laboratorio – de Motomachi, es el 15, lo cual nos indica que fue una de las primeras unidades fabricadas y muy probablemente la misma que publicamos en nuestra primera galería de fotos del Lexus LF-A allá por 2009. Se nota que años de intensas pruebas para los medios han hecho mella, por ejemplo, en su tapicería que sufre algunos roces.
No obstante me parece importante destacar que en el momento en que nos subimos a este Lexus LFA había pasado por cerca de 30.000 kilómetros de intensas pruebas de conducción sin haber requerido ningún cambio de motor, lo cual es muy loable teniendo en cuenta que hacer tal kilometraje intercalando sesiones de circuito y en muchos acasos aceleraciones de 0 a 300 km/h durante tanto tiempo, hubiera requerido un cambio de motor para cualquier otro coche.
El Lexus LFA es el deportivo del estado del arte de la tecnología
El Lexus LFA es un deportivo de altos vuelos, y como tal apabulla por sus prestaciones, su aceleración de 0 a 100 km/h en 3,7 segundos o sus 325 km/h de velocidad máxima. No obstante podría citar varios deportivos, que con un precio más contenido – pero obviamente no tanta exclusividad – son capaces de lograr cifras incluso mejores. Llegamos por tanto al quid de la cuestión, Haruhiko no se propuso batir ningún record sino brindar toda la tecnología posible en un producto que, por si no fuera poco, pudiera utilizarse para el día a día y contase con extras para el confort y el entretenimiento dignos de una lujosa berlina.
Sin duda alguna este deportivo es el estado del arte de la tecnología. Su carrocería integra de fibra de carbono, incluso la varilla con la que sujetamos el capó está fabricada en dicho material. En su frontal más largo que un día sin pan, no sólo se ha encontrado sitio para un inmenso bloque de diez cilindros en uve y 4.805 cm3, que para más inri está situado tras el eje anterior, sino también para recubrir el espacio que queda hasta terminar el voladizo delantero con una estructura de fibra de carbono de deformación controlada, que hará de parapeto y absorberá la energía del impacto en caso de sufrir un choque frontal.
Un diseño atrevido, pero muy estudiado en su aerodinámica
Sus caprichosas formas ni son capricho ni son casualidad, si nos fijamos con detenimiento los retrovisores han diseñado su silueta para canalizar el aire hasta los pontones traseros. En el frontal las entradas de aire no sólo sirven para ventilar y refrigerar los radiadores del motor, sino también para canalizar el aire y junto con los carenados inferiores generar un efecto suelo que adhiera al coche sobre el asfalto y evite su despegue.
Un avión comercial no necesita más de 300 km/h para despegar en este aeropuerto, es más, cualquier avión comercial hubiera despegado a las velocidades que pudimos alcanzar sobre la pista de aterrizaje con el Lexus LFA.
Otra de las claves de la estabilidad que nos mostró a gran velocidad, está en el alerón retráctil articulado y alzado por dos pares de brazos hidráulicos que se despliegan en la zaga. Su accionamiento se produce a partir de 80 km/h o cuando el piloto desee hacerlo manualmente.
A bordo del Lexus LFA
Tras este vistazo inicial me subo a bordo del Lexus LFA, y lo primero con que me encuentro es con un pedalier muy estrecho y el espacio justo para los pedales de freno y acelerador, el primero muy ancho y el segundo inusitadamente estrecho, no sabemos si pensado para facilitar la maniobra del punta-tacón (aparentemente esta maniobra ya la realiza automáticamente, pues al reducir de marcha se aprecia un ligero toque de gas para adecuar el regimen de revoluciones del motor a la marcha inferior).
Ya lo decíamos anteriormente, a bordo no se ha escatimado en lujos y comodidades, como por ejemplo la interfaz central del sistema multimedia y el equipo de sonido, instalado en una gran consola central que separa al piloto de su acompañante. Esta consola hace que el habitáculo sea algo angosto, pero no parece excesivo problema, al menos mayor que en otros deportivos a los que me había subido anteriormente como el Lamborghini Gallardo.
El asiento del conductor cuenta incluso con ajustes eléctricos en altura, profundidad e inclinación del respaldo. Tras ellos podemos guardar objetos de poco tamaño, por ejemplo la funda del ordenador portátil. Otra curiosidad más, y un detalle interesante, son los cinturones de seguridad, con tres puntos de anclaje y lo que es aún más innovador (o lo era hasta hace poco), un airbag integrado. El volante achatado por debajo también es pura deportividad y además por su pequeño tamaño, es también muy manejable.
Una de las claves más importantes y personales del Lexus LFA: el sonido
Al accionar el contacto un rugido insistente con carácter de V10, no obstante es notablemente más agudo que el que apreciamos en un Lamborghini Gallardo LP570-4 o un Audi R8 V10. Es más, si el Lexus LFA tuviera que formar una banda de rock con uno de ellos, le tocaría interpretar sin discusión alguna el papel del guitarra solista. No en vano, el sonido en altas revoluciones evoca indudablemente al de un Fórmula 1, por un lado por el régimen de revoluciones al que gira el motor y por el otro por sus orígenes reconocidos en los desarrollos de la antigua escudería Toyota Racing desaparecida en 2009.
Siempre lo he dicho, y ahora aún más, las sensaciones que aporta un deportivo no son más que una combinación armónica de prestaciones, empuje y sonido. Precisamente es el sonido del motor la mayor virtud de este Lexus LFA y el aspecto que más nos impresiona según aceleramos a fondo.
Otra curiosidad más, Lexus recurrió a los servicios del fabricante de instrumentos Yamaha para diseñar un coche que transmitiese el mejor sonido de un deportivo de competición. Entre otras cosas Yamaha diseñó la cubierta superior del motor, de forma que esta transmitiese el sonido al habitáculo por unos conductos huecos, diseñados así a propósito, en el salpicadero, de forma que toda una amalgama de sonidos y notas musicales se filtrase al habitáculo.
El ritmo vertiginoso del cuentarrevoluciones
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Como ya se pueden imaginar el Lexus LFA acelera con intensidad y literalmente nos deja clavados al asiento, es más, cada marcha que subimos nos recibe con un considerable tirón por la rapidez con que se produce la transición (dos décimas de segundo) y el salto de revoluciones existente. Nada diferente a lo que podemos apreciar en deportivos de su calibre.
Pero lo que realmente nos impacta, además de su sonido, es la vertiginosidad con que sube de vueltas el cuentarrevoluciones. De 0 a 9.000 rpm tardamos apenas un instante, según nos muestra un cuentavueltas completamente digital en el cuadro de mandos. Precisamente no se pudo emplear un cuentavueltas de aguja analógico por el problema de la aguja para moverse a tanta velocidad. Un código de colores en forma de circunferencia nos indica el momento idóneo para cambiar de marcha antes del corte.
¿Qué es lo que diferencia a un Lexus LFA de un Ferrari o un Lamborghini?
Del rendimiento dinámico en curva o de su sistema de suspensiones, poco o nada podemos deciros, en tanto nuestra prueba se limitó a varias pasadas por la pista de aterrizaje. No obstante fue más que suficiente para encontrarnos con este deportivo de altos vuelos y reconocer las que para mí son sin duda las claves, el toque que lo diferencia de un Ferrari, un Lamborghini o cualquier otro superdeportivo: la más alta tecnología de un deportivo de competición (incluso superior, puesto que el Lexus LFA no responde a restricciones de homologación de categoría), el sonido de un auténtico Fórmula 1 y la exclusividad que Lexus le ha conferido.
El Lexus nace de base con una aptitud exclusiva que tan sólo podríamos encontrar en algunos de los superdeportivos más venerados de la era contemporánea, veánse el Ferrari Enzo o el Porsche Carrera GT.
Nuestro viaje a Ciudad Real además nos permitió probar el resto de la gama Lexus F y F Sport, así como también conocer más detalles acerca de los planes de futuro de Lexus. Pero eso lo dejamos para nuestro siguiente artículo.
En Diariomotor: El primer Lexus LFA llega a España, a las Islas Canarias | Lexus LFA, a fondo