Hace tan sólo unos días que el huracán “Sandy” asolaba la costa Este de los Estados Unidos, con desastrosas consecuencias en Nueva York y alrededores. La principal, las más de 100 personas fallecidas en total tras el paso de esta tormenta tropical, pero además Sandy dejó tras de sí destrozos materiales de enorme cuantía. Por ejemplo, millones de personas estuvieron varios días sin electricidad, además de que el huracán arrasó con lo que encontró a su paso, como infraestructuras, viviendas o vehículos.
También la industria norteamericana del automóvil sufrió elevados daños. Más de 15.000 vehículos nuevos tendrán que ser achatarrados tras quedar inservibles, a causa de los detrozos sufridos y de las inundaciones provocadas por “Sandy”. Nissan ha sido una de las marcas más afectadas, con 6.000 coches nuevos que estaban en los puertos o en los propios expositores de los concesionarios, preparados para ser vendidos, y que han quedado para el desguace. Pero no ha sido la única, ya que, en total, se estiman en 15.000 vehículos nuevos las pérdidas provocadas por “Sandy”.
Toyota ha sido otra de las grandes afectadas. Más de 4.000 coches de Toyota y Lexus han sufrido los daños de este desastre natural, y como consecuencia serán achatarrados prácticamente 3.000 de estos vehículos, ya que han quedado inservibles y no podrán ser reparados. Es de suponer que este millar de unidades “reparadas” no serán comercializados a posteriori como vehículo completamente nuevo. La última de las grandes golpeadas por el huracán ha sido Honda, con 3.440 coches inutilizados de las propias Honda y Acura.
Además de Nissan, Toyota y Honda, las tres grandes niponas, más fabricantes han sufrido pérdidas, aunque en mucha menor cuantía. Por ejemplo, Chrysler afirmó que los vehículos nuevos destrozados tras el paso de Sandy ascendían a 750, mientras que Ford o General Motors no han facilitado cifras por el momento. Hyundai y Kia han visto cómo, respectivamente, 400 y 200 unidades de sus modelos también caían en desgracia.
Especialmente llamativo fue el caso de Fisker, que perdía 16 unidades del Fisker Karma, destrozadas en un incendio, y otras 300 unidades que estaban en el puerto de Nueva Jersey, esperando a ser transportadas a sus destinos, también sufrieron graves daños. La propia marca estima sus pérdidas a causa de Sandy en 30 millones de dólares. Y, por último, además de estos 15.000 coches nuevos, hay otro número que llama poderosamente la atención: se estima que un total de 200.000 coches de particulares quedaron inutilizados tras el paso de “Sandy”, con lo que las pérdidas económicas aumentan exponencialmente.
Fuente: Automotive News
Imagen: Jalopnik