Lejos quedan los tiempos en los que los Land Rover Defender eran máquinas hechas exclusivamente para el off-roading y el trabajo duro. Quizá no han sido los Defender los que han cambiado, sino su público potencial, una clientela chic que busca una máquina diferente para moverse por la ciudad con estilo. Las ventas de los Land Rover Defender han aumentado en los últimos años de la misma manera que lo han hecho los Mercedes Clase G, gracias a adinerados propietarios que lo ven como un buen sustituto para un Mini Cooper o un SUV premium.
Pero siendo francos, de serie el Land Rover Defender es cualquier cosa menos premium o refinado. Es por ello que preparadores como Overfinch han desarrollado un completo paquete de modificaciones estéticas para el Defender, en este caso una versión 90 SVX de batalla corta. Comenzando por el exterior, no podemos pasar por alto un completo kit de carrocería donde prácticamente todos los elementos son de nueva factura, desde las nuevas llantas de 18 pulgadas a los paragolpes con luces diurnas LED integradas.
En color negro, llama la atencion el nuevo plástico plateado de la calandra y las pestañas para las ópticas delanteras. No obstante, la parte más trabajada es el habitáculo, completamente forrado en cueros de alta calidad en tonalidades marrones. La instrumentación o el pedalier son nuevos, y hay inserciones en aluminio y materiales nobles que elevan de manera importante la calidad del vehículo. Se ha hecho un gran trabajo en la zona del maletero, ahora cubierta en madera de teca, la misma que se usa en las cubiertas de los yates.
La palanca de cambios se ha moldeado en una sola pieza y los asientos son ahora semibacquéts firmados por Recaro. Un auténtico lujo que viene acompañado de mayor aislamiento para el habitáculo. Lo que no cambia son los 122 CV del motor 2.2 turbodiésel de cuatro cilindros de esta máquina.
Fuente: WCF
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