El Mercedes SL ha quedado renovado no hace mucho pero como bien dice Mercedes el espíritu se mantiene tal cual nació allá por los años cincuenta del pasado siglo. Un descapotable con líneas de coupé, dos plazas y una calidad muy elevada que ponemos a prueba.
Se ha ganado una nueva cara, la última tecnología de la escuadra germana y un refinamiento de sus motores, que parten del sencillo V6 350 de 306 CV, pasan por el V8 500 de 435 CV y alcanzan el súmmum en las versiones AMG (SL 63 AMG de 537 y SL 65 AMG de 630 CV). Por el camino Mercedes ha adelgazado el SL gracias a la nueva carrocería de aluminio que le ha permitido recortar 110 Kg de peso.
Calidad interior, espíritu deportivo desde las ruedas al pomo del cambio
Sentarse en él es darse un baño de suave cuero, una piel que abraza desde el costado hasta prácticamente cada elemento que podemos tocar. Pero lo primero que llama la atención nada más situarse uno en el asiento del piloto es el cuadro de mandos, señal de los Mercedes de más nivel pero que además cuenta con un bonito fondo con estilo “carbono” y agujas iluminadas en rojo. Rojo deportivo.
Lo segundo que más llama la atención es la vista que tiene el conductor. La carretera se extiende por delante pero no pasa desapercibida la parte visible del capó sobre la que asoman las famosas branquias del SL, visión que me niego a creer que sea una casualidad. Si sumas que, nada más abrochar el cinturón, este se autoajusta a tu cuerpo sólo queda pensar: es el momento de disfrutar.
Pero volviendo al interior aparte de la calidad de acabados y materiales, con la piel por bandera y los detalles en “aluminio”, todo está a mano de los dos protagonistas del interior. El climatizador automático, el navegador, los ajustes del coche, todo el apartado multimedia, etc se manejan bien desde los botones de la consola, junto a la rueda del túnel central, bien desde los botones del volante.
Los asientos están al nivel de lo esperado en un coche así, son muy mullidos, tienen calefacción y aireación integrada en los cabezales. Se ajustan rápidamente de forma eléctrica usando unos mandos situados en las puertas. Y para guardar los típicos objetos (cartera, teléfono móvil…) aparte de los huecos de las puertas hay una guanterita central que queda muy disimulada.
La capota, rápida y eficaz con “soporte” para dos maletas
El techo rígido del SL admite a los propietarios impacientes porque es verdaderamente rápido. Escondido cerca de donde apoya el brazo el conductor se encuentra una elegante palanca plateada que sirve para accionar la apertura y la clausura de la capota.
Se encuentre o no la capota instalada, el espacio para el maletero está acotado por una pieza extraíble que delimite el espacio donde se pueden ubicar objetos independientemente de lo que ocupa el techo plegado. Como mucho da para dos maletas estándar pero, ¿para qué más si viajan dos personas en el coche? Además existe el hueco por detrás de los asientos más un pequeño hueco cerrado en el centro del mismo.
Rugiendo con el V8, bajo control en el Comfort y con sumo cuidado en el Sport
En el vano motor hay todo un señor bloque V8 turboalimentado que sobrepasa los 4.6 litros de cilindrada y entrega en su máximo esplendor 435 CV. Bajo la tutela de la configuración Comfort en la transmisión de siete velocidades el ocho cilindros se comporta como un caballo de paseo.
Trota con suavidad a pesar de hacerlo sólo con las “patas” traseras. Rodando de esta forma se alcanzan los 100 km/h en todos los segundos que se deseen, siempre que se apoye suavemente el pie derecho en el acelerador. Un toque más fuerte al mismo hace saltar a una marchar inferior y apremia al V8 a empujar más.
Aún así el Mercedes SL no se desmelena, simplemente aflora un mayor aprovechamiento de las marchas y se nota claramente cuando salta entre una marcha y otra (cosa que no ocurriría con la transmisión de doble embrague). La cosa cambia completamente con el modo Sport (un botón junto al selector RND).
Activarlo significa encender todas las alarmas de precaución porque el V8 aprieta tan fuerte como se apriete el acelerador. A partir de ahí, saliendo desde parado, es capaz de alcanzar los 100 km/h en poco más de cuatro segundos y medio. Ahí es cuando la caballería tiende a desbocarse y puede seguir arreando con mucha premura por encima de los 150 km/h. Y más allá.
Para el que se le preocupe el consumo de combustible puede aprender a mejorar su conducción eficiente gracias a unas estadísticas que se pueden ver en la pantalla del navegador. Muestran la evolución del consumo en los últimos quince minutos.
Casi 140.000 euros para un señor descapotable
No hay duda de que su precio es elevado pero el Mercedes SL forma parte de esa estirpe de deportivos cuya tradición es innegable y cuyo precio podría decirse que está justificado. Un SL 500 será gastón pero también es una coche que mantendrá muy bien su valor con el paso del tiempo, no hay más que ver ya clásicos SL 500 que aún circulan por nuestras calles.
Mi hucha no me lo permite pero, de tener semejantes caudales, el SL sería una opción a valorar. Aunque si se quiere un deportivo hay muchas más opciones: el Porsche 911 Carrera S Cabriolet de 400 CV por 132.000 euros, el Jaguar XK Convertible de 385 CV por 115.00 euros, etc.
En Diariomotor: Mercedes SL 2012