Vuelvo a ponerme al volante de un modelo equipado con la tecnología híbrida del grupo PSA. Ahora, tras la prueba del Peugeot 3008 Hybrid4, es el turno del Citroën DS5 Hybrid4, el techo de la gama de la firma francesa y el máximo exponente de la familia DS, además lo hacemos en una unidad que cuenta con el acabado más alto ofrecido, el acabado Sport. Tecnología, acabados de primera y un importante ejercicio de diseño que durante los próximos días pondremos a prueba.
No es la primera vez que pruebo y analizo al Citroën DS5 con la tecnología Hybrid4, lo pudimos probar ya durante su presentación, pero ahora, el Citroën DS5 Hybrid4 va a acompañarnos durante toda una semana para conocer detenidamente cada uno de los entresijos tanto de su exterior e interior como de su mecánica y dinámica ¡Arrancamos!
Un diseño exterior vanguardista que no pasa desapercibido
El Citroën DS5 llama la atención, llama mucho la atención. No es precisamente demasiado habitual encontrarnos con el DS5 por nuestras calles, menos aún con la variante híbrida y durante esta semana quedó más que patente. Miradas en la calle, miradas en los semáforos y gente que te pregunta por él según lo acabas de aparcar. Llama, positivamente la atención.
Y es lógico, su diseño exterior me parece bastante acertado ¿una berlina?¿un familiar? De partida el concepto no es el de una berlina al uso por la caída de su techo, el Citroën DS5 tiene un particular porte y más particulares aún son cada uno de los pequeños detalles que refuerzan su imagen, esa personalidad tan marcada.
Su diseño me gusta, me parece un ejercicio llamativo, elegante y sobre todo distinto. Destacaría sus ópticas traseras, pero sobre todo, el conjunto de los cristales laterales y trasero, un conjunto estrecho que le sientan realmente bien a la línea lateral y trasera del DS5, en este último punto acompañada además por un alerón y la doble salida de escape. A lo largo de la carrocería también destacan los elementos cromados, desde los espadines de las aletas, hasta las inserciones que recorren desde la parte inferior toda la carrocería.
En cifras, el Citroën DS5 tiene una longitud de 4.530 mm, con una anchura de 1.871 mm y una altura de 1.504 mm. Su batalla es de 2.727 mm y frente a la báscula declara en vacío 1.660 kg. Es bastante peso, pero el exceso de extras, sus dimensiones y el sistema híbrido pasan factura.
Un interior cargado de tecnología, diseño y buenos materiales
En su interior el alarde de diseño y la espectacularidad del diseño exterior siguen presentes. Pasar desapercibido no es algo que busque el DS5. Entramos a un habitáculo repleto de cuero, materiales blandos y acabados en símil de aluminio. Todo menos plásticos duros de aspecto poco vistoso. Por supuesto, al igual que en su exterior, espera soluciones “curiosas”, poco habituales en otros habitáculos y comentarios de sorpresa, preguntas y aprobaciones por parte de los acompañantes que monten contigo.
Nos sentamos en sus asientos de cuero. Hay una muy buena ergonomía, son ajustables electrónicamente, tienen un añadido que podemos extender para acomodar mejor nuestras piernas durante trayectos largos por autopista, también tienen calefacción y además cuentan con función de masaje. Son buenas las primeras impresiones.
Ante nosotros un volante multifunción con la base achatada, debajo, pedales en aluminio y tras este volante, tras las levas del cambio, una instrumentación completamente digital con un buen diseño. El velocímetro protagoniza el centro de esta instrumentación, a su izquierda un potenciómetro en lugar de un cuenta revoluciones y a la derecha un display a color presente en otros Peugeot y Citroën antaño monocromáticos, donde aparecen aspectos como la autonomía, consumo, cuentakilómetros… Bastante claro, de nuevo, me tengo que seguir mostrando bastante conforme con el diseño.
Tras esta instrumentación el sistema head-up display, donde veremos reflejada en una pantalla transparente la velocidad, sin tener que bajar la mirada hasta la instrumentación. Sobre nosotros, uno de los detalles que más me gustan en la configuración del habitáculo del DS5, el puente central superior donde se recogen los controles del techo panorámico (podemos abrir independientemente la parte de atrás y las dos partes delanteras o los controles del head-up display, además de dos pequeñas guanteras (perfectas para las gafas).
A nuestra derecha la consola central. Aquí nos encontramos con la pantalla digital a color, donde podemos seguir el funcionamiento del sistema híbrido, las indicaciones de la navegación o el apartado de música y radio. Sorprendentemente a su alrededor, se posicionan una serie de mandos de aspecto más clásico para lo que cabría esperar en el DS5. Nos encontramos también con los mandos del climatizador bizona y un toque más buscando esa elegancia clásica en forma de reloj analógico. El grueso del salpicadero queda conformado por un plástico de aspecto rugoso blando y en general el ajuste es muy bueno.
En el puente central se encuentra la palanca selectora del cambio, de nuevo con un toque aeronáutico bastante acertado para mi gusto. También está presente la ruleta selectora del modo de conducción (Sport, Auto, ZEV y el modo de tracción a las 4 ruedas) y acercándonos ya al reposabrazos, otra ruleta para navegar entre los menús de la pantalla central, los botones del sistema multimedia y siguiendo el esquema de los botones del techo (en forma de palancas) los mandos de los elevalunas. De nuevo con una calidad nada reprochable.
¿Qué no me ha gustado entonces de este interior? Me ha gustado la apuesta por el diseño, los materiales empleados, el aspecto general y el ajuste. Me gusta que la apuesta exterior se haya plasmado también en un interior arriesgado, llamativo y poco convencional. Me gustan que los botones den paso a palancas, como los del puente central inferior y superior. Me encanta, cada día más, la entrada y arranque sin llave. Pero no me gusta ni el acabado en aluminio que se ha dado en cierto puntos, como si fuera una fibra de carbono plateada ni me gusta el aspecto del salpicadero desde el puesto del copiloto. No digo que sean malos, tienen, como he mencionado, un buen ajuste y el tacto del salpicadero es blando. Se trata de un matiz subjetivo sobre su diseño. Como tampoco me gusta la tapicería con detalles en blanco.
Un espacio envolvente con un maletero limitado de 325 litros
En cuanto a su habitabilidad, los asientos delanteros son cómodos y hay un buen espacio. El puente central se encarga de separarnos holgadamente de nuestro acompañante, pero la sensación general es de estar totalmente envueltos, no hay una sensación de un espacio “enorme”, sino que parece más que estamos embutidos en la cabina de un avión. Transmite una sensación muy “aeronáutica”.
En cuanto a los asientos traseros hay un espacio correcto para los tres ocupantes, pero el diseño ejerce ciertas limitaciones en la altura, sólo en casos muy puntuales de pasajeros que sobrepasan holgadamente la media acercándose a los 2 metros. Y si antes hablábamos de que el sistema eléctrico pasaba factura en el peso final del DS5 Hybrid4, no podemos perder de vista tampoco la pérdida de espacio del maletero, que pasa de los 468 litros con los que cuenta la versión normal a un maletero de 325 litros en la variante híbrida debido al espacio ocupado por el sistema eléctrico.
No te pierdas la segunda parte de la prueba del Citroën DS5 Hybrid4 Sport, donde analizaremos la dinámica, las ventajas del sistema híbrido y su funcionamiento.
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