El Dacia Lodgy es un monovolumen compacto, amplio y asequible, sin más interés que el de ofrecer un vehículo espacioso y práctico con un precio muy ajustado. En primavera ya nos trasladábamos hasta Marrakech a su presentación para desgranar los detalles más importantes de este, tales como por qué es tan barato o los primeros detalles sobre su conducción y dinámica.
En esta prueba del Dacia Lodgy dCi 110 CV Ambiance queremos analizar con más detalle todos los aspectos de un monovolumen muy interesante y competitivo, que como veremos a continuación es en esencia modesto pero – salvo temas que trataremos en la segunda parte de esta prueba – no peca de defectos muy graves. Por diversas razones que ya detallaré a lo largo de esta prueba no pretende rivalizar con el Renault Scenic, si bien puede ser un buen sustituto de este para el cliente que busque un monovolumen económico – sin más – y esté dispuesto a renunciar a factores como el equipamiento, el confort o la calidad de rodadura de un Scenic, que no sólo busca un precio contenido sino también ser la referencia en todos los sentidos de su segmento.
Por fuera el Dacia Lodgy es modesto, robusto y sencillo
Contra todo pronóstico el Dacia Lodgy no aparenta ser un producto de bajo coste de puertas para fuera, salvo por detalles como las llantas de acero con cubiertas de plástico que únicamente pueden ser sustituidas por llantas de aleación de 15” en Ambiance (326,70 euros) y de 16” en Laureate (326,70 euros). El Lodgy tiene una presencia robusta y duradera, sin fuegos de artificio ni trucos de diseño que encandilen al espectador, únicamente la más absoluta sencillez.
En las fotografías contemplamos un modelo con acabado Ambiance. El acabado Laureate por su parte cuenta con un diseño diferente para las coberturas de las llantas de acero y algunas molduras laterales, así como retrovisores en el mismo color de la carrocería, que siempre tienen una mayor durabilidad y resistencia al paso del tiempo que las cubiertas de plástico negro desnudo. Las barras de techo longitudinales negras son de serie.
Acabados modestos y en apariencia duraderos. Multitud de huecos porta-objetos
Al acceder al habitáculo nos encontramos con la misma sencillez exterior, tanto en el diseño como en los materiales, ya que básicamente todos los revestimientos emplean plástico duro con tratamiento rugoso que por otro lado aparenta un ajuste aceptable y durabilidad, muy en la filosofía de este Dacia Lodgy que se presenta como un monovolumen ante todo robusto.
El espacio y esa falta de detalles garantiza contar con numerosos lugares en los que dejar los objetos que llevamos en el bolsillo, por ejemplo, sobre el salpicadero existe una bandeja – menos práctica porque los objetos se moverán con la inercia en las curvas -, una guantera cerrada pequeña con una pequeña bandeja encima, los posavasos tras la palanca de cambios, los bolsillos de las puertas, o el detalle de unos agarradores en sendas puertas delanteras que pueden servirnos para empujar de ellas y cerrarlas o también para dejar el teléfono móvil.
En este sentido el Dacia Lodgy está muy bien resuelto.
Un puesto de conductor elevado en un habitáculo espacioso también en altura
Al sentarnos en el puesto del conductor primero, nos percatamos de que este no difiere demasiado del de cualquier otro monovolumen, es elevado y junto con la inclinación del volante se asemeja a una pequeña furgoneta, este, al igual que la base del asiento, sólo es regulable en altura en las versiones Laureate y Ambiance con Pack Comodidad. Salvo en la versión Laureate, el resto no cuentan con retrovisores eléctricos, lo cual incomoda a la hora de ajustar sobre todo el retrovisor exterior derecho.
Una grata sorpresa es el espacio libre que queda hasta el techo, el habitáculo es sinceramente muy alto. Los asientos tapizados en tela son muy sencillos y podrían estar mejor mullidos, algo que no notaremos en trayectos cortos pero que puede pasar factura en viajes de varias horas. Pero en definitiva cumplen con su función, que a fin de cuentas es de lo que se trataba.
Algún que otro detalle deja que desear, un tornillo visible aquí y allá o la ausencia de elevalunas traseros eléctricos (sólo en Laureate y como opción por 96,80 euros). Incluso la versión más básica – que como veremos más adelante no es ni de lejos la más recomendable – carece de elevalunas eléctricos delanteros.
La misma amplitud en las plazas traseras del Dacia Lodgy
Las plazas traseras son bastante amplias y la banqueta está delimitada y homologada para tres plazas con sus respectivos reposacabezas. De hecho, aunque una vez más el mullido de los asientos no sea recomendable para viajes muy largos, la plaza central también es bastante amplia y no difiere demasiado de las laterales. Tanto en monovolúmenes como berlinas existe cierta tendencia a hacer que las plazas laterales sean más envolventes y cómodas penalizando la central, algo que no sucede en este caso.
De serie estas tres plazas cuentan con fijaciones ISOFIX de sillitas para niños pequeños.
Un espacio de carga muy amplio y bien distribuido
La principal virtud del Dacia Lodgy está en su maletero. El acceso al espacio de carga se practica por un gran portón trasero de apertura vertical, que no se abre desde la llave-mando a distancia sino desde un botón visible en el propio portón. El tamaño de la puerta es considerable y requiere tener ciertos cuidados en garajes cerrados con techo bajo. La boca de carga es bastante baja y prácticamente solidaria a ras del suelo del maletero. Por 102 euros se ofrece opcionalmente una red de retención de equipaje.
Nosotros tuvimos ocasión de probar el cinco plazas que goza de un volumen de carga sin abatir asientos de 827 litros, superior a Renault Scenic y Renault Grand Scenic. Abatiendo la fila de asientos posterior el espacio aumenta hasta los 2.617 litros, superior incluso al volumen de una Renault Kangoo de tipo furgón (2.300 litros).
Las gamas Ambiance y Laureate ya permiten abatir la banqueta posterior en dos piezas 1/3 y 2/3. Tras abatir el respaldo, la base también se inclina hacia adelante con dos objetivos, el primero formar un suelo plano para la carga con el maletero y el segundo permitir el acceso a la tercera fila de asientos en el caso del modelo de siete plazas.
El espacio de carga queda delimitado por una bandeja horizontal, a la altura de los reposacabezas de las plazas traseras, con un perfil de aluminio desmontable que enrolla y desenrolla la mencionada bandeja flexible. Junto a los pasos de rueda en los laterales del maletero, que por cierto no sobresalen excesivamente, hay un bolsillo y un espacio para objetos pequeños, por ejemplo un botiquín.
Tan sólo me queda emplazaros a la segunda parte de esta prueba del Dacia Lodgy dCi 110 Ambiance para analizar otros aspectos de vital importancia, como son su motor diésel de 110 CV, su dinámica y por supuesto un tema que seguro levantará ampollas, su seguridad.
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