La Comisión Europea ha hecho pública la hoja de ruta de los territorios europeos en lo que ellos han denominado como estrategia en movilidad alternativa. Los eléctricos a baterías son el principal protagonista de entre diferentes opciones como son el Hidrógeno, los siempre polémicos biocombustibles o el ansiado gas natural comprimido o licuado.
Casualidad o no, la mayor polémica se ha descubierto a través de las intenciones de dotar a la Unión Europea de 800.000 puntos de recarga a través de una inversión de 8.000 Millones de Euros. Las intenciones son claras, impulsar la movilidad eléctrica a baterías para alcanzar porcentajes de mercado de entre el 10% y el 20%. Ahora bien, a comienzos de 2013 España cuenta con 1.356 puntos de recarga, que para 2020 Europa pretende obligar a que se conviertan en 82.000…
¿El negocio de los puntos de recarga?
Poderoso caballero es Don dinero y no es que quiera ser mal pensado, pero la instalación de 80.644 puntos de recarga con acceso público es sin duda un negocio más que rentable para instaladores, gestores y distribuidores energéticos, que haya o no coches será harina de otro costal. La pregunta es obligada llegados a este punto pues, si Europa ordena, España cumple o deberá cumplir, por lo que ¿De dónde saldrá la inversión necesaria para alcanzar los 82.000 puntos de recarga?
El esbozo de la propuesta de ley que deberá ser aprobada por el Parlamento Europeo, alberga en su seno importantes matices como la adopción del estándar Mennekes o recarga Tipo 2 como el único modelo posible en el conexionado para corriente alterna del lado del punto de recarga, por aquí vamos bien.
A su vez, la propia Comisión Europea ha sido la encargada de aconsejar que el despliegue de semejante infraestructura deberá realizarse bajo la iniciativa privada pero, y he aquí la clave, poco o nada apunta sobre la procedencia de la inversión o tan siquiera de la capacidad real de la Unión Europea para controlar el coste que necesitará la implantación de semejante parque de puntos de recarga.
Bajo este prisma, recurrimos al estudio realizado por el portal AutoScout24 donde se pregunta a conductores de países como España, Alemania, Francia o Italia entre otros, sobre cómo piensan que deberían ser sufragados los costes derivados de la infraestructura que necesita el vehículo eléctrico.
La sombra del impuesto para el impulso de la movilidad eléctrica planea sospechosamente sobre esta intención de impulsar la infraestructura de recarga. Según este estudio, el 22% de los españoles piensa que los impuestos para el desarrollo de la infraestructura debería salir del bolsillo de los conductores de un vehículo eléctrico, mientras que es el 19% el que plantea que estos impuestos deberían extraerse de los usuarios de vehículos convencionales. A su vez, el 17% de los españoles encuestados prefieren que estos impuestos sean de carácter indirecto y recaudados a través de las proveedores energéticos.
De entre estos datos, sorprende como ante esta delicada situación económica, todavía un 37% de los españoles ve con buenos ojos que el despliegue de esta infraestructura sea llevado a cabo a través del bolsillo del contribuyente.
¿Necesitará España 82.000 puntos de recarga en 2020?
Todavía queda recorrido para ver a estos 82.000 puntos de recarga como una meta de obligado cumplimiento, aunque se prevé que su aprobación no encuentre detractores por el camino. España calcula que para 2020 habrá 2,5 Millones de vehículos eléctricos en nuestras carreteras, optimista sin lugar a dudas, por lo que en estos 7 años que nos restan sin saber muy bien cómo, nuestro país aspira a convertirse en todo un ejemplo a seguir en la movilidad eléctrica partiendo de unas ventas en todo 2012 de 1.603 eléctricos, dónde el Renault Twizy ha supuesto 943 de esas ventas.
Lo malo de todo esto es precisamente eso, que España quiere ser ejemplo en algo otra vez. La polémica queda servida con la mera propuesta de intenciones llevada a cabo por Europa. No podemos olvidar el papel de las siempre cuestionadas eléctricas que han sido las primeras en pedir el apoyo público para el despliegue de la infraestructura, algo que por seguro vuelve a recordar a los famosos céntimo sanitario y céntimo verde.
La pregunta entonces es ineludible: ¿Quién crees que debe correr con el gasto de la infraestructura de recarga?
Fuente: Ioncomunicación | GreenCarCongress
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