Sobresaliente en espacio, notable alto en calidad y matrícula de honor en diseño. A estas conclusiones llegábamos en nuestra primera parte de la presentación y prueba del Mazda 6 en Portugal. Nuestro periplo al sur de Lisboa nos llevo por las autopistas en llano que unen la capital con Setúbal y las intrincadas carreteras de montaña de la Sierra de Arrábida, dos entornos muy acertados para comprobar primero, eficiencia y confort, y por el otro, agilidad y deportividad.
En Mazda confían en que su nueva berlina tendrá un buen porcentaje de ventas, por supuesto, diésel, pero también completamente o casi Full Equipe. Por esa misma razón me dispongo a conducir sendos Mazda 6 Sedán y Wagon con el motor diésel 2.2 DE de 175 CV y transmisión automática. En ambos casos y como pudieron adivinar por la galería de fotografías que ofrecíamos previamente, contábamos con nivel de acabado y equipamiento Luxury, con llantas de 19”.
Con todos los extras y packs, esta será la versión más cara de Mazda 6 que podríamos configurar, por 39.170 euros. Recordemos que el más básico de los Mazda 6 parte de 27.180 euros, que el Wagon no tiene un coste añadido respecto al Sedán y que toda la gama puede acogerse al Plan PIVE salvo aquellos modelos que superen los 25.000 euros sin incluir IVA (30.250 euros IVA incluido).
SKYACTIV-D 175 CV: un diésel potente y progresivo
La única posibilidad de hacernos con el motor de gasóleo más potente de la gama Mazda 6 pasará por tener que optar únicamente a una transmisión automática. El bloque de 2.2 litros también cuenta con una versión menos potente, de 150 CV, también disponible con cambio automático y manual. Con ambos niveles de potencia el automático es de media 0,9 litros/100 kilómetros más derrochador que el manual.
Este bloque me pareció sublime en su empuje, pero también es cierto que no sabría si recomendarlo en la mayoría de los casos teniendo en cuenta que 150 CV y 380 Nm serán más que suficientes para cualquier cliente. El motor de 150 CV con el mismo acabado y equipamiento (Luxury + Pack Travel) es 1.620 euros más barato. Si optamos por un acabado más básico y un cambio manual, la diferencia es aún mayor.
Me gustó que este bloque no fuera excesivamente ruidoso y la progresividad de la aceleración, también por el diseño del pedal del acelerador de “tabla” anclado al suelo. Mazda nos reconoce que han puesto especial empeño en garantizar esa progresividad, trabajando en diversos aspectos además de la naturaleza de los motores de gasolina atmosféricos de alta compresión y diésel de muy baja compresión. Pero para no repetir conceptos lo mejor es que lean nuestro especial sobre las Tecnologías SKYACTIV.
SKYACTIV-Drive: un cambio automático, por convertidor de par, pero muy completo
La previsión inicial es que el Mazda 6 venda un automático por cada cuatro manuales, no obstante, la proporción podría aumentar hasta llegar a cifras superiores. Por ejemplo el nuevo Mazda CX-5 ya vende un automático por cada dos manuales. La transmisión SKYACTIVE-Drive, de naturaleza por convertidor de par, me gustó especialmente y si bien es cierto jamás llegará a ofrecer lo mejor de un CVT y de un doble embrague, el resultado final consigue que todas sus cualidades estén bien equilibradas y no peque en exceso en algún defecto.
La transición entre marchas me resultó muy suave, incluso en esos momentos en los que fuerzas el cambio a una marcha superior a un régimen de revoluciones elevado. Casi tan suave como un cambio de doble embrague, pero un poco lento. Las levas en el volante son pequeñas, pero muy manejables y giran solidariamente con el aro del volante.
Los consumos del Mazda 6 son contenidos, incluso con un motor potente y automático
A un ritmo alto los consumos se disparan, es lógico y más aún en un bloque de su potencia y 2.191 cm3 de desplazamiento. Pero también me demostró que a un ritmo sosegado en ciudad gastaremos algo más de 6 litros/100 kilómetros. Ídem para carretera. En la autopista que cruza desde Setúbal hasta Lisboa, pasando por un puente de casi 20 kilómetros de longitud sobre el Río Tajo y por supuesto plenamente llano, logramos un consumo medio de 6,1 litros/100 kilómetros de marcador. Viajaba yo solo y sin carga.
A 120 km/h de marcador rondamos las 2.250 rpm y el ruido del motor no es insistente. No sucede lo mismo con el ruido aerodinámico que se filtra al habitáculo, sin llegar a ser de verdad molesto sí nos sorprende y es superior a lo que esperábamos, puesto que a priori los ajustes y el aislamiento del coche no nos había parecido malo en tramos urbanos y según el Cx de 0,26 anunciado su aerodinámica debería ayudar también en el aspecto sonoro.
Entre otras cosas, los retrovisores se han situado en una posición baja y anclados a la puerta para evitar que interfieran en la aerodinámica.
Es ágil sin llegar a deportivo, pero sobre todo muy cómodo
Si hablamos de dinámica el Mazda 6 no es una buena berlina deportiva, pero sí una buena berlina confortable en la que podemos encontrar ciertas satisfacciones a la hora de llevar un ritmo ágil. Las suspensiones son blandas y los obstáculos con que nos encontramos en la carretera no nos incomodan demasiado, ni tan siquiera con llantas de 19”. Aún así ni apreciamos balanceos acusados ni cabeceos que nos sobresalten, algo que afecta un poco más (muy sutilmente) al familiar con batalla más corta. Pero para ser honestos las diferencias entre berlina y Wagon, incluso con las diferencias de tamaño y batalla, no son tan importantes.
El tacto de la dirección asistida – si lo que buscamos es deportividad – siempre es mejorable, eso es cierto, pero en este punto nos resultó cómoda en todo tipo de condiciones y lo suficientemente directa para movernos con agilidad por las carreteras reviradas de la Sierra de Arrábida. Nos inscribimos con precisión en las curvas a un ritmo elevado, ya sean rápidas o lentas, también gracias a la ayuda de unos neumáticos de 19” y 225 milímetros sobre el asfalto, y eso que tampoco pertenecen a una gama deportiva. Concretamente eran unos Bridgestone Turanza.
Una dotación correcta y completa en tecnología enfocada en la seguridad
Por último no me quería marchar sin mencionar algunas de las tecnologías que ha incorporado el Mazda 6 para hacernos la conducción más sencilla y segura. Es cierto que a día de hoy ninguna representa una gran innovación, puesto que incluso en segmentos inferiores ya se están empleando todos estos sistemas, pero no por ello deja de ser menos importante que el Mazda 6 equipe de serie la frenada automática en ciudad.
Según equipamiento y paquetes de opciones, podremos contar con el asistente de cambio de carril (RVM) que nos avisa mediante un indicador sonoro si rebasamos las líneas de la carretera involuntariamente, los faros bixenon, la iluminación frontal adaptativa y el sistema de automatización para las luces de largo alcance. El control de crucero adaptativo también es muy interesante en Pack Travel y la frenada de emergencia, también en alta velocidad y extensible a la frenada de emergencia en ciudad.
Dicho lo cual, concluimos diciendo que el Mazda 6 es una berlina (y un familiar) que destaca por su diseño, por ser confortable pero ágil y que los motores de gasóleo brillan por su progresividad y las bondades de la caja de cambios automática. Ya no sólo nos quedamos a la espera de una prueba en mayor profundidad en la que podamos enfrentarlo cara a cara con algunos de sus rivales directos y no tan directos.
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