La nueva generación de modelos Mini ya está de camino. Lo sabemos por el timing lógico y la vida comercial de un automóvil. También por el hecho de que cada vez sea más frecuente que nos lleguen fotografías espía de la nueva generación, eso sí, bien camufladas para insinuar pero no enseñar ni un centímetro cuadrado de su carrocería. Es por tanto un buen momento para hacer balance, de lo sucedido en algo más de una década del nuevo Mini y en lo que sucederá a partir de ahora. ¿Qué le pedirías al nuevo Mini? ¿Qué conservarías del Mini actual?
A comienzos de siglo llegaba el Mini, primero con una carrocería de tres puertas y más tarde con una adicional descapotable. Desde entonces la gama se ha expandido con un modelo de batalla larga, el Clubman; un crossover, el Countryman, que también recibía recientemente una versión más deportiva de tres puertas, el Paceman; y por último dos biplazas muy pasionales, el Coupé y el Roadster. Todos ellos cuentan, por supuesto, con sus correspondientes versiones deportivas John Cooper Works.
En nuestra página dedicada a la marca Mini podéis navegar por toda la gama Mini actual.
El Mini necesita un cinco puertas al uso, más allá de Clubman y Countryman
Sinceramente hasta hace bien poco no había pensado que Mini necesitase de verdad un cinco puertas, a juzgar por el cliente habitual que se decanta por un utilitario chic y con unas limitaciones inherentes como el Mini tres puertas. No fue hasta que me puse al volante por primera vez de un Countryman y más recientemente de un coche de la competencia, un Audi A1 Sportback, que me percaté de la verdadera necesidad que tenía Mini de lanzar un cinco puertas y no sobredimensionado como el Countryman, tampoco con un exótico sistema de puertas como el Clubman, sino con cuatro puertas laterales al uso y sobre la plataforma extendida del Mini más básico.
Bien es cierto que el Countryman resuelve esta necesidad, pero a mi parecer y aunque en la prueba del Mini Countryman Cooper D mi compañero Sergio no esté demasiado de acuerdo conmigo, la dinámica y la conducción casi de kart que todos esperamos de un Mini se resiente con la altura, las inercias y la suavidad de las suspensiones. Pero eso sí, espacio tenemos a raudales. Por no hablar de la discutible necesidad que puede tener un cliente habitual de Mini de un turismo concebido para contar con ciertas aptitudes camperas.
El otro ejemplo que os quiero poner es el nuevo Audi A1. La primera vez que subía a bordo del tres puertas me llevé una gran decepción con las plazas traseras, lo limitado de su altura y del acceso a estas. No obstante recientemente hice kilómetros con un Audi A1 Sportback y me di cuenta de que de golpe y porrazo, gracias a sus cinco puertas, se había convertido en un utilitario que si bien no supera en sus cotas a la mayoría de utilitarios generalistas del mercado, sí está a un buen nivel en cuanto a confort, espacio y acceso, también en las plazas traseras.
Motores de tres cilindros para la nueva generación de Mini
El downsizing afecta a todos por igual, independientemente de segmento, precio y condición, como diría Jorge Manrique en las Coplas por la muerte de su padre, la reducción de cilindrada y cilindros afecta “a los que viven por sus manos y a los ricos”. Sabiendo que BMW trabaja ya en una nueva generación de motores con una nota dominante común: 500 cm3 por cilindro y la flexibilidad que lograrán con esta arquitectura en los motores derivados de tres, cuatro y seis cilindros; ya os podemos asegurar que el nuevo Mini empleará con total seguridad un motor de acceso de tan solo tres cilindros.
Tras esta decisión se esconde el ahorro de combustible con unos motores que deberían estar suficientemente bien equilibrados y los aislamientos y la acústica lograda, para que cualquier cliente de Mini no se lamente de que su coche sea un tricilíndrico. Personalmente pienso que BMW y Mini lo pueden lograr, de hecho en los últimos años no son pocos los motores de tres cilindros que me han dejado un buen sabor de boca y hasta han llegado a entusiasmarme y convencerme de que disfrutaría con un tricilíndrico en el garaje. Lo digo con total honestidad.
Este paso supondrá además la sustitución progresiva de los motores BMW-PSA utilizados hasta la fecha.
¿Qué más le podríamos pedir a Mini? ¿Qué aspectos no cambiaríamos?
También podríamos pedir pequeñas mejoras en los ajustes y los acabados del interior, pero no alejarse ni tan siquiera mínimamente de la estética que ha acompañado a Mini desde su regreso a comienzos del Siglo XXI. Que su halo premium sea más claro y patente en el interior, pero sin olvidarnos de que a pesar de todo el Mini sigue siendo un utilitario chic, pero relativamente modesto.
Pediremos que su agilidad permanezca intacta y damos por hecho que así será. Quien adquiere un Mini espera esa conducción ágil y ese tacto directo y casi de kart, con un centro de gravedad bajo y un aplomo un punto por encima de muchos utilitarios generalistas.
Por último pediremos tecnología. En este caso qué mejor que la última evolución del sistema iDrive de BMW para acompañarnos en nuestros paseos en Mini, con un control giratorio en la consola central y un hardware potente y una buena pantalla para gozar de funcionalidades y conectividad, muy útil y necesaria más allá de la mera posibilidad de enviar y leer comentarios en Twitter mientras conducimos, que es algo que por ejemplo podemos hacer con un BMW Serie 1.
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