El presidente de los Estados Unidos de América, Barack Hussein Obama, durante el debate del estado de la nación ha fijado una propuesta de libre comercio entre los EE.UU. y Europa que pretende establecer un nuevo mercado donde las fronteras, impuestos, aranceles y reglamentaciones no jueguen un papel tan poco favorecedor como el que se ha llevado a cabo hasta el momento.
No hablemos de un concepto tan abstracto como parece, sino que tratamos ante un estrechamiento de las relaciones en favor de un intercambio común económico que sirva a ambos mercados para favorecer el crecimiento. En cierto modo, Obama ha dibujado un Océano Atlántico menos revuelto y más estrecho entre la Costa Este norteamericana y los principales puertos exportadores de la Unión Europea.
La ACEA, la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles, ha sido de los primeros organismos en aplaudir esta iniciativa ya que Obama no se ha limitado a definir un futuro más fructífero para ambos mercados, sino que ha establecido una serie de puntos clave donde el libre mercado podrá favorecer a industrias tan importantes en ambos territorios como son la fabricación y venta de automóviles.
Es todavía mucho el camino que queda por andar, no cabe la menor duda, pero entre las propuestas encontramos la intención de ofrecer una iniciativa única de reglamentación técnica y normativa que favorezca los trámites de homologación a ambos lados del Atlántico. Una reglamentación que permitiría a fabricantes cumplir en cuanto a emisiones y consumos de tal modo que se verían exentos de pasar por un doble requisito de homologación.
La apuesta por el mercado común y global comienza aquí, o esas son por lo menos las intenciones que se pueden extraer con este acercamiento. No podemos olvidar que la firma de un acuerdo de esta magnitud podría convertirse en uno de los acuerdos más trascendentales que se hayan conocido en el plano económico hasta la fecha dado el peso económico de los firmantes.
Cabe recordar que tras esta propuesta se esconde un primer intento que aún perdura entre “posibles” entre Europa y Japón para el establecimiento de un idéntico acuerdo de libre comercio que permitiera a ambos mercados conseguir eliminar las muchas trabas en materia de aranceles, y que además permitiera que la revalorización del YEN, la moneda japonesa, no hiciera perder más dinero a los fabricantes locales que no encuentran otra solución que la deslocalización de las industrias.
Ante la posibilidad de acuerdo de libre comercio entre Japón y la Unión Europea, la ACEA no tardó en definir su postura tratando a la posibilidad de acuerdo como un duro golpe a la industria que sentenciaría miles de puestos de trabajo en el viejo continente.
Ahora, con EE.UU. como futuro mercado aliado donde poder encontrar un mayor beneficio y crecimiento mutuo, el concepto de la destrucción de empleo parece convertirse en agua pasada como ya sucediera cuando el libre comercio apareció con Corea del Sur para beneplácito de los fabricante coreanos aquí en Europa.
¿Cuál será la suerte de la España exportadora de automóviles con un mercado cada vez más global?
Fuente: GreenCarCongress
En Diariomotor: Toyota, de nuevo, es el mayor fabricante de todo el mundo | El nuevo compacto de Nissan se fabricará en Barcelona | La industria del automóvil internacional no confía en la recuperación de España antes de 2018 | La Industria del Automóvil en España es cada vez más fuerte, pero necesita cuidados