Los segundos entrenamientos oficiales de pretemporada, que han comenzado a desarrollarse desde este martes pasado sobre el circuito barcelonés de Montmeló, para concluir mañana, llevaban camino de desenvolverse con total naturalidad hasta que la FIA decidía ayer avisar a Williams de la ilegalidad de los escapes del FW35 (presentado, como sabéis, el mismo día 19, en la apertura de los tests).
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, las pruebas de pretemporada se consideran un terreno abonado para que las escuderías exploren todo tipo de propuestas e innovaciones en sus monoplazas, ya que el máximo organismo que rige la F1 se muestra bastante permisivo con estos asuntos hasta que no comienza oficialmente la temporada, de manera que ni sanciona o en su caso rechaza, las soluciones manejadas por los equipos, en aras, fundamentalmente, de interferir lo mínimo y facilitar así el arduo trabajo de poner a punto los vehículos.
Empero, dados los abundantes antecendentes que han supuesto una relectura del reglamento en un periodo tan prematuro y sensible como es la pretemporada (dobles difusores, F-Duct, escapes sopladores, etcétera), rompiendo la tradición de los últimos años, la FIA ha preferido coger el toro por los cuernos y advertir de manera preventiva a los equipos, de que no va a admitir lecturas creativas como las evidenciadas por la de Grove en sus coches, lo que de rondón, ha supuesto la puesta en cautela de las propuestas utilizadas por Caterham en las acequias de los escapes del CT03.
Para entender de qué va todo esto, conviente recordar que después de 2011 se prohibieron para el año siguiente las modalidades de escape que influían directamente sobre el difusor, y que a tal fin se reguló la salida de los mismos en lo que en un principio se denominó «escapes periscópicos», formato en el que los tubos de salida de gases presentaban un ángulo agudo con respecto al plano del fondo del monoplaza, quedando situados a buena distancia del difusor.
Los equipos, con la intención de minimizar las lesiones en las zagas de sus vehículos, en cuanto a prestaciones se refiere, idearon durante los inicios de 2012 un sistema de acanalamiento en la carrocería que aprovechando el caudal de aire superior que recorre los pontones (McLaren MP4/27, y posteriormente, Sauber C31), llevaba hacia el difusor el calor expelido hacia arriba por los tubos, repartiéndolo en dirección contraria sobre la parte trasera y baja de la carrocería, y por supuesto, sobre la zona terminal de la superficie superior del fondo plano, haciendo uso del efecto Coanda y sus múltiples y contrastadas virtudes aerodinámicas.
Llegados a este punto, la FIA delimita la nueva modalidad de utilización y es ahora cuando haciendo ejercicio de su postestad normativa (Art. 5.8.4 del reglamento técnico), advierte a las escuderías de que no tomen el camino emprendido por Williams y por Caterham, porque casi con absoluta seguridad, las soluciones de ambos equipos serán declaradas ilegales en Melbourne.
Como se puede observar en las imágenes que acompañan a este texto, en la acequia del FW35 (instantánea superior), Williams incorpora una sobrecubierta dividida en dos partes que asegura que el gas caliente proviniente de la boca del escape tome una dirección que apunta al fondo plano incluso en regímenes bajos, y aunque con diferente solución, Caterham sitúa un aletín transversal en el cauce de los escapes de sus CT03 con la misma intención (instantánea inferior).
Pues bien, según la FIA, ambas alternativas contravienen el articulado técnico, y en aras de que otras escuderías declinen adoptar alternativas similares, ha considerado pertinente señalarlas preventivamente como ilegales.
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