A día de hoy un compacto deportivo ya supera con creces los 200 CV y cualquier potencia por debajo de eso se considera algo ya normal. El Opel Astra OPC pertenece a ese catálogo y desde el 2012 lo hace con nada menos que 280 CV.
El GTC hipervitaminado es uno de los más cargados de potencia que además traslada únicamente a su eje delantero, lo cual hace preguntarse a uno si tanta caballería puede ser domada. Vamos a responder a esta pregunta y a unas más tras una breve toma de contacto con la versión “Opel Performance Center” del Astra. ¿Cómo se comporta en carretera?
Exterior aguerrido, interior de cuero con detalles
A distancia el Astra OPC ya se distingue del resto claramente, sobre todo por las llantas de aleación. En esta ocasión son de 20 pulgadas de diámetro y calzan unos neumáticos de bajo perfil, 245/35 R20. Son el aspecto más visible – por su tamaño – de todo el coche pero también se aprecia el alerón y las generosas salidas de escape.
El interior del OPC está cuidado en detalles que lo distingan de cualquier otro Astra, como por ejemplo el pomo, el volante y el tacómetro con las siglas OPC en azul, los pedales en aluminio o los asientos de tipo baquet trenzados en cuero. Los asientos tienen muy buena calidad, bastantes ajustes (la longitud de la base es ajustable) y su sujeción no está en entredicho pero no son adecuados para un viaje muy largo.
Hay detalles que están peor acabados, como el plástico duro del salpicadero, y el acceso a las plazas traseras es incómodo. Para abatir los baquets delanteros se debe usar un tirador bastante duro y aún así el espacio que queda para entrar es pequeño.
Sacándole el juego al 2.0 turbo de 280 CV
El motor del OPC es enérgico y juguetón, no se podría pedir menos, pero además tiene la virtud de – con la ayuda de los escapes – pasar bastante inadvertido a bajas vueltas mientras que cuando se pisa fuertemente el pedal su sonido se engrandece exponencialmente hasta las 7.000 rpm aproximadamente.
Su entrega al pisar el acelerador es contundente aunque tiene un cierto lag desde que se pisa el pedal hasta que se nota la respuesta. Esto ocurre en el modo Normal, el más equilibrado de todos porque ajusta el motor para una respuesta más suave, la amortiguación para ser más benevolente con nuestros cuerpos y la dirección para que requiera menos esfuerzo por nuestra parte al girar (lo que no quita que sea más dura que un Astra diésel convencional).
El modo Sport aporta una mayor firmeza en estas tres variables pero sigue siendo bastante equilibrado mientras que el modo OPC llega al otro extremo: respuesta más ágil al acelerador, dirección asistida más firme y amortiguación más dura. Sin dudarlo esta es la opción cuando uno quiere disfrutar en carretera.
Curvas, curvas y más curvas: el hábitat del Astra OPC
Tras el aspecto de niño malo con zapatillas vistosas se esconden unas trabajadas articulaciones en forma de frenos Brembo y tarado de suspensiones más firme que cualquier otro Astra existentes. Frena fuerte y con firmeza cuando se le pide, si bien habría que verlo tras unas cuantas vueltas de exigencia en un circuito.
A la hora de ponerse en el camino el Opel Astra OPC es firme pero transmite, con cierta sensibilidad, los baches y las irregularidades. Esto es bueno cuando se pretende coger y salir de las curvas con rapidez, la sensación de aplomo es buena y se nota hasta en la dirección. El trabajo del chasis adaptativo FlexRide es laborioso.
En curvas rápidas y en curvas lentas es capaz de salir bastante airoso siempre y cuando se dosifique gas a la salida o directamente los controles electrónicos impedirán que se lance con agilidad tras el cambio de dirección. Por supuesto su “pegamento” tiene un límite, bastante más allá de una simple conducción ágil, pero conviene aprender a encontrarlo para no llevarse un susto.
¿Me interesa un Astra OPC?
Si la utilidad de un Astra GTC, en cuanto a espacio y carga, pero quiero más potencia, con un chasis que realmente me permite sacarle mucho jugo a la carretera el OPC es una buena opción. Indudablemente el coche llama al circuito para poder sacarle partido de una forma más segura que en una carretera convencional.
¿Alternativas? El Volkswagen Scirocco R y el Renault Mégane RS cuentan con 265 CV y tracción delantera como el Astra, con un precio de 35.850 y 30.600 euros respectivamente.
En Diariomotor: el Opel Astra OPC 2013 se presentó el año pasado y está basado en el GTC, puedes leer nuestra prueba del Astra GTC 2.0 Sportive. También hemos publicado la prueba del Scirocco R y hemos rodado con el Mégane RS en Monteblanco.